Fiebres "Déjame acariciar tus negros rizos, tu pensadora frente, de tu cuerpo gentil los mil hechizos, de tu seno de mármol esplendente la curva que me incita y me provoca; deja a mi boca acariciar tu boca -broche fragante de marfil y grana- y que ciña mis brazos a tu cuello y que beba el placer en el destello de tus lánguidos ojos de africana. ¿Qué el mundo te lo impide? Frases huecas que el amor en sus giros arrebata, como la tempestad las hojas secas. ¿Qué el amor es hirviente catarata que si en la sangre su raudal desata, el más limpio cristal llena de cieno? ¿qué el amor que te brindo es un veneno que hechiza, que enloquece y luego mata? Tal vez tengas razón, ¡pero, que importa! delirar es vivir, la vida es corta y es su eterno aliado el sufrimiento; bebamos el placer como el beodo bebe ansioso el licor que le embrutece… ¡el vino y el amor lo alegran todo! al amar y al beber se desvanece el más negro pesar, como la bruma a los rayos del sol cuando amanece; bebamos pues el néctar delicioso que logra hacer al infeliz dichoso y al dichoso convierte en un idiota; bebamos pues, hasta acabar la vida, hasta que al cabo, por la muerte herida, salte la fibra del deleite rota. " epdlp.com |