Los hermanos Tanner (fragmento)Robert Walser
Los hermanos Tanner (fragmento)

"A la mañana siguiente el pintor sacó sus paisajes de la carpeta y lo primero que salió fue un otoño entero, luego un invierno; todos los temples anímicos de la naturaleza revivieron uno a uno. "¡Qué poco es esto comparado con todo lo que he visto! Así como es veloz el ojo de un pintor, así de lenta y perezosa es su mano. ¡Cuánto me queda todavía por hacer! A veces creo volverme loco." Los tres, Klara, Simon y el pintor, rodeaban los dibujos. Hablaban poco, y todo eran exclamaciones de entusiasmo. De pronto, Simon se abalanzó hacia su sombrero, que estaba en el suelo de la habitación, se lo caló con furia en la cabeza, corrió a la puerta y salió gritando:
-Me he retrasado.
-¡Una hora de retraso! ¡Algo que no debiera ocurrirle a un hombre joven!-le dijeron en el banco.
-¿Y qué pasa si ocurre?-preguntó, insolente, el reprendido.
-¿Cómo? ¿Y encima protesta? Pues... por mi parte, haga usted lo que quiera.
La conducta de Simon le fue comunicada al director, quien decidió despedir al muchacho. Lo mandó llamar y se lo dijo en voz muy baja, incluso bonachona. Simon replicó:
-Me alegro mucho de que esto se acabe. ¿Cree usted acaso que me ha dado un duro golpe, que ha quebrantado mi ánimo, que me ha aniquilado o algo por el estilo? Todo lo contrario: me siento encumbrado, lisonjeado, siento que, después de mucho tiempo, me han vuelto a inyectar una gotita de esperanza. No he nacido para ser una máquina de escribir ni una calculadora. Me gusta mucho escribir y hacer cuentas, y suelo portarme como es debido con mi prójimo; también me agrada ser hacendoso y obedezco con pasión cuando no me hieren el corazón. Podría incluso someterme a ciertas leyes si fuera preciso, pero aquí la verdad es que no me importa nada hace ya tiempo. "



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