Germinal (fragmento)Emile Zola
Germinal (fragmento)

"Con este motivo redobló su alegría, produciendo sus voces y sus ademanes un rechinamiento de polea mal engrasada que acabó por generar en un terrible acceso de tos. Ahora el cestón de fuego alumbraba de lleno su grande cabeza de escasos cabellos blancos y cara chata, de una lívida palidez y picada de manchas azuladas. Era bastante pequeño y tenía un cuello enorme, y era exageradamente zambo, pero con unos brazos muy largos y unas manos que le llegaban hasta las rodillas. Por lo demás, al igual que su caballo que permanecía inmóvil sobre sus patas, sin que al parecer le molestase el viento, también él parecía de piedra: no tenía aspecto de resentirse del frío ni de las borrascosas ráfagas que le silbaban metiéndosele en las orejas. Cuando tosió y volvió a toser, escupió al pie del cestón y dejó una mancha negra en el suelo. Etienne le miraba y contaba los escupitajos.
-¿Hace ya tiempo-preguntó- que trabaja en la mina?
Bonnemort abrió los brazos de par en par.
-Mucho tiempo, ya lo creo. Cuente que no tenía ocho años cuando bajé por primera vez en el Voreux precisamente, y tengo ya cincuenta y ocho. Y siga usted contando. Ahí dentro hice de todo, empezando como niño minero, y cuando ya tuve fuerzas para empujar, haciendo de empuja vagonetas, y más adelante de minero especializado en el rebajamiento de capas, y durante dieciocho años.
Después, a causa de mis malditas piernas, me pusieron a terraplenar, hasta que no tuvieron más remedio que sacarme del fondo porque el médico dijo que acabaría quedándome allí. Entonces, de eso hace cinco años, me hicieron acarreador... ¿Qué le parece? Pintoresco, ¿no?, ¡cincuenta años de mina, con cuarenta y cinco allá abajo!. "



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