Crónica (fragmento)Juan de Biclaro
Crónica (fragmento)

"Año octavo del emperador Mauricio y cuarto del Rey Recaredo. [590] 1. Se reúne en la ciudad de Toledo un santo sínodo de obispos de toda España, Galia y Galicia, por orden del príncipe Recaredo y [con la participación de] 72 obispos. En ese sínodo intervino el cristianísimo rey Recaredo, quien presentó a los obispos la declaración de su conversión, de la de todos los sacerdotes y del pueblo godo en un libro escrito de su propia mano, donde señalaba todo lo que pertenece a la profesión de la fe ortodoxa. Ordenó que el santo sínodo de los obispos aplicase a sus escritos canónicos las disposiciones de ese libro. Sin embargo, todo el trabajo del Sínodo estuvo a cargo de San Leandro, obispo de la iglesia sevillana, y del beato Eutropio, abad del monasterio servitano. El rey Recaredo, como hemos dicho, había intervenido en el santo sínodo, renovando en nuestros tiempos [el hecho del] antiguo príncipe Constantino el Grande, quien ilustró con su presencia el santo sínodo de Nicea, y [el del] cristianísimo emperador Marciano, a cuya instancia se firmaron los decretos del sínodo de Calcedonia. En efecto, en la ciudad de Nicea tuvo comienzo la herejía arriana y mereció condena sin ser extirpada de raíz, mientras en Calcedonia fueron condenados Nestorio y Eutiques, juntamente con Dióscoro, su defensor, y sus secuaces. En cambio, en el santo sínodo toledano, la perfidia de Arrio, después de [haber provocado] numerosas muertes de católicos y matanzas de inocentes, fue extirpada de raíz por el celo del príncipe Recaredo, de modo tal que no pululó más y la paz católica fue otorgada a las iglesias. Esta nefanda herejía, según está escrito: "de la casa del Señor surgirá la tentación", creció en la iglesia de Alejandría por obra del presbítero Arrio y fue descubierta por el santo obispo de la ciudad, Alejandro. En el sínodo de Nicea, a juicio de 318 obispos, en el año vigésimo del imperio de Constantino el Grande, conforme a las decisiones del sínodo, se condenó a Arrio y su error. Esta herejía, no sólo manchó parte del Oriente y del Occidente, sino también, con su perfidia, atrapó en sus redes las tierras meridionales y septentrionales e incluso islas. Desde el año vigésimo del imperio del príncipe Constantino, cuando comenzó la herejía arriana, hasta el año octavo de Mauricio, príncipe de los romanos, que corresponde al cuarto año del reinado de Recaredo, son 280 años, durante los cuales la Iglesia católica fue infestada por esa herejía; pero venció con la ayuda del Señor, porque está fundada sobre piedra. 2. En esos tiempos, en los cuales Dios todopoderoso, eliminado el veneno de la antigua herejía, restituyó la paz a su Iglesia, el emperador de los persas abrazó la fe [cristiana] y selló la paz con el emperador Mauricio. 3. Mientras el ortodoxo [rey] Recaredo reinaba en paz y quietud, acechanzas domésticas se levantaron contra él. En efecto, uno de sus cubicularios y duque de una provincia, de nombre Argimundo, deseaba, en contra del rey Recaredo, asumir la tiranía de modo tal de quitarle el reino y la vida, si fuera posible. Sin embargo, una vez descubiertos sus nefandos propósitos, fue preso y encadenado y luego de una investigación, sus cómplices confesaron la impía maquinación y murieron con castigo proporcionado a sus culpas. Argimundo, el cual deseaba llegar al reino, primero fue interrogado a latigazos, luego vergonzosamente decalvado y por fin le fue amputada la mano derecha y sirvió de escarmiento a todos en la ciudad de Toledo paseado en el lomo de un asno con burlona solemnidad, mostrando [así] que los siervos no deben ser arrogantes con sus señores. "


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