Historia de ciento treinta mujeres (fragmento)Léon Gozlan
Historia de ciento treinta mujeres (fragmento)

"Pero todas lo habían dejado sin ajustarlo casi a la cintura, de modo que el vestido penitenciario llenaba muy mal su oficio; y luego, muchas entre aquellas jóvenes bellas e infortunadas (pues la mayor parte de las deportadas eran hermosas y jóvenes), habían subido sobre cubierta descalzas, hallándose con los pies desnudos, los brazos desnudos y desnuda la cabeza, al aire libre de la embarcación. Excepto el pequeño número de las que se hallaban en el secreto de la conjuración, las otras parecían heridas de estupor; estupor agradable y entretenido para los que las contemplaban. Los hermosos ojos negros de aquellas mujeres, tan atrevidos ya por el vicio, y por un vicio llevado en algunas hasta la demencia, sus bellos ojos se agrandaban por la sorpresa del espanto en proporciones delirantes, mezclando una singularidad más a aquella grande y caprichosa rebelión, sin ejemplo en los anales del mar. El primer acto de los revoltosos, después de la toma de posesión casi sin resistencia, porque, ¿qué resistencia seria habían de oponer veinte soldados y cinco o seis oficiales sorprendidos, atacados bruscamente por más de cien hombres atrevidos y determinados...? el primer acto, merece, continuó Gandolfo, ocupar su puesto ahora. El marinero Carter, apoderándose del sombrero de un oficial, menos por ofenderle que por revestirse de un título de autoridad, pensamiento caprichoso y fantástico cuando todo mando acababa de ser abolido, se acercó con una especie de deferencia al capitán Forster, que se hallaba en aquel momento en pie sobre el castillo de popa, entre su mujer, sir Grant y el impasible teniente Thompson ocupado en tomar notas con un lápiz. "


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