Las cien doncellas (fragmento)Joaquín Abati
Las cien doncellas (fragmento)

"Pero no lo puedo hacer porque el escenario es muy pequeño, y para el final aquel con cascada, tendríamos que utilizar el vestíbulo y parte de la Corredera Baja de San Pablo... ¡Vamos!... ¡tonteras y excusas ridículas!... y me despidió diciendo, usted tiene madera para el teatro, usted tiene una barbaridad de madera para el teatro... y yo le dije, pues hombre, con tanta madera podíamos ensanchar el escenario ya que es pequeño. Total, que en Lara no saben una palabra de lo que se pescan, y casi me alegro porque la compañía es imposible de mala. Yo no vuelvo hacer nada para esa caja de bombones de Lara. Aquella noche, nuevo arreglo; me voy al Cómico y presento Las cien doncellas. Zarzuela cómica en un acto y seis cuadros a la empresa del trust. Y lo primero que me preguntan: ¿tiene machicha revulsiva? Y digo: No señor. No parece que le pega.
Y dicen: ¿Los chistes son de los que levantan roncha? Y digo, a mí me parece que no levantan casi nada. Y dicen: ¿hay algún tango? Y digo, se me ha olvidado, hombre. Y dicen: Bueno, esto debe ser una pamplina decorosa, pero déjela. Para la música ya sabe usted que el maestro Lleó es inevitable y obligatorio. Bueno, digo. ¡Qué vamos a hacer!... ¡resignación!... Y dicen: El señor Paso que es el encargado de las composturas, la espolvoreará un poco de chistes francamente cómicos, la raspará todo lo moral que tenga, y la retocará el asunto. ¡Mecachis con el retoque! Le plantó una machicha al rey Mauregato con tres moras que si se llega a bailar nos procesan a todos. Y un tango al señor Califa Aaab-el-Rajman, que empezaba así.
(Canta con música del tango de El Ratón)
Soy un moro, muy tronera, y hasta saco la cadera.
Me indigné, hombre. No hay derecho a incrustar así las obras. Como que detrás del tango venía la gran escena de la maldición; ¿y con qué autoridad va a maldecir al pueblo un hombre que acaba de sacar públicamente la cadera? En Apolo, el señor de Arregui me recibió muy mal y refunfuñando. Yo creo que no me pegó porque estaba muy ocupado. Tampoco era del marco, y además estaba algo desengañado de los mahometanos que todos los años le coloca Sinesio el Delgado.
En el Gran Teatro, Chicote prometió estrenarla si yo quería esperar hasta el año mil novecientos ochenta, porque tenía que montar antes ciento quince zarzuelitas nuevas del señor Larra. Por último, y para no fastidiar, he venido a este teatro, «El ideal sensual», que se acaba de abrir, y aquí espero al director para presentarle Él Tributo en todas sus formas. Tragedia en verso, comedia en prosa, zarzuela cómica, entremés... a elegir... lo que más convenga... hasta podría arreglarse una obra especial de mezclilla, de todo...
Un poupourrito... podría arreglarse una mesa redonda... y tendré que acabar por ahí... por arreglar una mesa... ya se lo indicaré al señor director... por cierto que tarda ese hombre, caramba... (se acerca a la mesa de despacho.) ¡Cuánto papelote!... ¿serán comedias? (Remueve los papeles.) ¡Y pensar que si me vieran los otros autores me acusarían de plagiario... a mí, que me salen los argumentos como una erupción. (Tomando un papel). "



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