Pensamientos (fragmento)Joseph Joubert
Pensamientos (fragmento)

"El espíritu no forma parte de la verdadera poesía; ésta sale por completo del alma; llega con nuestras quimeras y, aunque no lo queramos, la reflexión no la hallará jamás; es un don que el cielo nos ha otorgado. El espíritu, sin embargo, se prepara, ofreciendo al alma los objetos de éste; la reflexión que, de alguna manera, los desentierra, sirve a ello por las mismas razones.
La emoción y el saber: he ahí su causa y su materia. La materia sin causa no sirve de nada; valdría más la causa sin materia; una buena disposición que permanece ociosa es al menos sentida por quien la tiene, y lo vuelve dichoso. Un teólogo sólido, un sólido metafísico. Me gustaría oír decir: un sólido poeta. Tener muchas ideas no significa nada, lo importante es tener ideas sólidas, es decir, que éstas tengan la fortaleza de una gran verdad. Ni la verdad ni su fuerza dependen de la cabeza de un hombre. Llamamos hombre sólido a aquél cuya cabeza resiste todas las objeciones, y esto es así porque van de un cuerpo a otro cuerpo; sin embargo, unos sólidos pulmones y una fuerte obstinación no ofrecerían ninguna ayuda a una idea débil aunque expresada con fuerza, porque sólo la inteligencia puede llevar a la inteligencia.
Los primeros poetas o los primeros autores volvían sabios a los locos. Los autores modernos buscan volver locos a los sabios.
Homero pintó la vida humana; cada aldea tiene su Néstor, su Agamenón, su Ulises; cada provincia tiene su Aquiles, su Diómedes, su Áyax; cada siglo tiene su Príamo, su Andrómaca, su Héctor.
Platón: espíritu de poesía que anima las languideces de la dialéctica. Se pierde en el vacío pero vemos el batir de sus alas, oímos sus aleteos. Estas alas son las que le faltan a sus imitadores.
El estilo de Tácito, aunque menos hermoso, menos rico en colores agradables y en variedad de giros es, sin embargo, tal vez más perfecto que el del mismo Cicerón, pues todas las palabras están pulidas y tienen su peso, su medida y su lugar exactos; así pues, es la perfección, ya que la perfección suprema reside en un conjunto de elementos perfectos.
La literatura. A lo que no tenga encanto y cierta serenidad no podremos llamarlo literatura. Incluso en la crítica debe hallarse alguna amenidad; si falta por completo, entonces ya no es literatura. En los periódicos encontramos todo el tiempo esta repelente controversia. Donde no hay ninguna delicadeza no hay literatura. "



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