Siete lunas y siete serpientes (fragmento)Demetrio Aguilera Malta
Siete lunas y siete serpientes (fragmento)

"La primera de esas siete noches -tirada en su petate, bajo el toldo- advirtió la llegada de dos Tin-Tines. (El oficio de los Tin-Tines es preñar a las mujeres). Con sus cabezas enormes -¿nidos de pájaros, acaso?-. Con sus ojos menudos semillas de papaya. Sus labios abiertos ventosa ambulante. Su cuerpo encogido. Sus brazos y piernas fornidos. Dos Tin-Tines. Hechos sólo de nervios, músculos y sexo. Sexo. Dos Tin-Tines. Siempre en cueros. Sexo tronco de cabo-de-hacha. Mástil vivo naciendo entre sus piernas. Dos Tin-Tines. Caminaban saltando lo mismo que canguros. Hablaban en un lenguaje enraizado en la montaña. Se aproximaron. Se detuvieron. Elevaron las chatas narices.
Olfatearon. Después, pupilas amarillas de luz, perforaron las tinieblas. Se acercaron más aún. Llegaron al pie de la casa. Parecieron atravesar las paredes de caña. Iban a cruzar el umbral. Se detuvieron, otra vez. Se miraron entre sí. Volvieron a avanzar. Tornaron a detenerse. Se observaron de nuevo. Los ojos les llamearon. Elevaron la voz. Su tono se hizo airado. Sus ademanes, coléricos.
Casi en seguida, empezaron a golpearse mutuamente. Cosa extraña, no se golpearon con las manos. Los pies. O la cabeza. Tampoco se agredieron con las uñas o los dientes. No. Se golpearon con los miembros viriles. Esgrima inverosímil, los cruzaron previamente. En saludo imprevisto. Breves segundos se estudiaron. El uno al otro. Después, separaron esas armas absurdas. Con rapidez vertiginosa, las usaron. Como si cada uno de sus bálanos se convirtiera en el extremo grueso de una cachiporra. En el silencio absorto de la noche, al impactarse, la carne endurecida sonaba con chasquidos de cuero curtido. O de madera elástica. "



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