El centauro de Dios (fragmento)Jean de La Varende
El centauro de Dios (fragmento)

"¿Sacerdote? ... la aureola del drama se cernía sobre el castillo de La Bare, un drama que enardecía a tal punto de causar mudez, pero, ¿cómo ignorarlo? Desde las ventanas de la estancia principal llegaban ecos impensables. Cabía susurrar que el señor Amélien no siempre estaba de acuerdo con la voluntad de su esposa acerca de Gastón. La esposa era muy noble y piadosa y fomentaba el espíritu religioso en La Bare. El padre, preocupado, acusó directamente a la Marquesa. Lo que las buenas gentes no dicen es que la madre no era la única "culpable" de los buenos sentimientos sembrados en el alma del cadete. Un cómplice pululaba por la casa: El Cristo sangrante del altar de la capilla privada de sus padres, cuya presencia, sobre todo en los últimos días, era más fehaciente. Al habérsele prohibido participar de la oratoria, el jovencito acudía a la capilla cada noche.
Bajo el misterioso velo blanco del tabernáculo, Dios esperaba en soledad: "Aquí estoy, le decía al corazón del pequeño. Ven, respondió el joven a la secreta inmensidad del infinito y absoluto reposo que habitaba aquel lugar. "



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