Sobre la agricultura (fragmento) Columela
Sobre la agricultura (fragmento)

"Al presente no sólo no nos desdeñamos de labrar por nosotros mismos nuestras heredades, sino que tenemos por cosa de ninguna importancia hacer capataz a un hombre el más inteligente, o a lo menos, si es ignorante, que tenga capacidad y vigor para aprender prontamente lo que no sabe: por el contrario si es un hombre rico el que ha comprado una hacienda, envía desterrado a ella al más endeble por sobra de años o por falta de fuerzas, que encuentra en la turba de lacayos o conductores de literas: aunque el ejercicio a que lo destina exija no solamente ciencia, sino también una edad que esté en su flor, y una robustez de cuerpo suficiente para aguantar el trabajo: y si el que hace esta adquisición es un hombre de medianas facultades, echa mano para capataz de alguno de los mozos, que no puede ya dar su trabajo diario, y que no tiene conocimiento de lo que se va a poner a su cargo. Cuando yo advierto este manejo, considerando en mi interior muchas veces y reflexionando con cuán torpe consentimiento se ha abandonado y echado en el olvido la agricultura, me recelo, que parezca a los hombres decentes criminal y en cierto modo vergonzosa y fea. Pero como muchos monumentos consignados en los escritores me hagan ver que nuestros mayores tuvieron a mucha honra dedicarse a la agricultura: que de ella y del arado fue llamado a ser dictador Quincio Cincinato, libertador de un cónsul y de su ejército que estaba cercado; y que después, habiendo dejado los fasces, que había devuelto así que venció, con más celeridad que las tomó al ser nombrado general, volvió a los mismos novillos y a la misma pequeña haza de cuatro yugadas que había heredado de sus abuelos: que también Cayo Fabricio y Curio Dentato, el uno después de haber echado a Pirro de los confines de Italia, y el otro después de haber sujetado a los Sabinos, cultivaron las siete yugadas de tierra de la conquistada al enemigo, que les tocaron en parte de las que se repartían entre los ciudadanos, con tanta aplicación, como valor habían empleado en conquistarla con las armas: y para no hacer mención ahora intempestivamente de cada uno en particular, al ver que tantos generales romanos además de éstos se han distinguido siempre en los dos ejercicios, de defender y de cultivar las tierras conquistadas o heredadas de sus padres, conozco que han dejado de agradar a nuestro lujo y a nuestra molicie las costumbres antiguas y la vida varonil. "


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