Luna de agosto "Insistió en no acercarse demasiado, temerosa de la intimidad caliente del esfuerzo, pero los que pasaban cerca con los varales y las pértigas nos sonreían, y sentía con orgullo su presencia y que fuese mi prima (aún recuerdo sus ojos en la linde del círculo de luz, brillando como unos ojos de animal nocturno). Yo quería que viese aquel vivo episodio de argonautas que era mi propiedad, de mi experiencia: Primero las antorchas, la llama desigual de gasolina, luego, súbitamente, la luz del petromax, violenta, haciendo restallar los colores, el brillo de la escama pegada a las amuras, y los hombres, veinte tal vez, que intentan, azuzándose a gritos, mover el casco hacia la mar que latía detrás como un espejo. -Mira, ya arranca-. Una espina de palos que caen en el momento preciso, y gime la madera y cantan los garfios en cubierta. Verde esmeralda el agua como menta al trasluz, y ellos tensos como en un friso segado por sus hojas, o trepando desnudos mientras boga suave olas adentro... Luego, mientras la lancha se alejaba se vieron cruzar cuerpos bajo el fanal, músculos dilatados, armonía física, y sentimos que la brisa, como un objeto amable, se apoderaba del lugar en que dejaron una estela de huellas y carriles. Miré a la altura de su voz. -¿Nos vamos?- dijo, y la sombra azulada del cabello la recortaba en una mueca triste. Dulce. Me conmovió que fuera cosa de la naturaleza, como parte de su incierto castillo de hermosura. Pero ahora que la hermosura me parece cosa de la naturaleza sin misterio, pienso si no sería por contraste, si estaría pensando en las medidas de su gloria cercana, en los silencios de un atento aspirante al notariado con zapatos lustrosos y un destino decente... Caminaba despacio hacia la calle alborotada. Las luces del festejo brincaban en su blusa como una gruesa sarta de abalorios. " epdlp.com |