Cinco opúsculos teológicos (fragmento) Boecio
Cinco opúsculos teológicos (fragmento)

"Y tras muchos años durante los cuales debelaron en el camino a muchos pueblos, llegaron por fin al río llamado Jordán, bajo la conducción de Josué, hijo de Nun, y al atravesarlo, la corriente del Jordán se secó como las aguas del Mar Rojo. Y llegaron a aquella ciudad que ahora se llama Jerusalén. Y cuando el pueblo de Dios moraba allí, se lee que, después de los jueces y los profetas, establecieron a los reyes. Leemos que, después de Saúl, David, de la tribu de Judá, adquirió el poder supremo. Y así el linaje real progresó a partir de él de padre a hijo, y se llegó hasta los tiempos de Herodes, de quien se lee que fue el primer [rey originario] de los pueblos llamados gentiles en gobernar.
Bajo el reinado de éste, nació la bienaventurada Virgen María, que provenía de la estirpe de David, la cual alumbró al Creador del género humano. Por el hecho de que el mundo yacía atacado de muchos crímenes, fue elegida una sola estirpe para que los mandamientos de Dios brillasen, y allí habían sido enviados profetas y otros santos varones por cuya amonestación el mismo pueblo habría podido ser curado del cáncer de su obstinación. Pero el pueblo los mató y quiso permanecer en la perversidad de su maldad.
Y ahora en los últimos tiempos, en vez de profetas y otros hombres de su agrado, Dios decretó que su mismo Hijo Unigénito naciera de una Virgen, para que la salvación humana, que había sido perdida por la desobediencia del primer hombre, fuese reparada otra vez por el Dios-hombre, y puesto que había habido una primera mujer que había incitado al varón a la causa de su muerte, hubiese esta segunda mujer que trajese en sus entrañas la causa de la vida para los humanos. Y no se considere vil el hecho de que el Hijo de Dios haya nacido de una Virgen puesto que fue concebido y alumbrado de una manera que sobrepasa la naturaleza. Así, una Virgen concibió del Espíritu Santo al Hijo encarnado de Dios, una Virgen lo alumbró y Virgen permaneció después del parto. Y el que fue hecho Hijo del Hombre es el Hijo mismo de Dios, de tal forma que en Él brilla el esplendor de la naturaleza divina y aparece la asunción de la fragilidad humana. Pero muchos charlatanes aparecieron que atacaron de diversa manera esta fe tan sana y tan veracísima, entre otros, Nestorio y Eutiques, autores de herejías; uno, para atreverse a afirmar sólo la humanidad, y el otro, sólo la divinidad y que el cuerpo humano que el Cristo había asumido no había venido de la participación de la sustancia humana. Pero basta de esto. "



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