El cornudo (fragmento)Charles Paul de Kock
El cornudo (fragmento)

"Precisamente tiene que ser muy divertido el alquilar libros, pues se trata con todo el mundo, se oyen chistes, unos descubren desde el momento su bestialidad, otros su ridiculez, su mal gusto, etc.; empero también conozco que en algunos casos es necesario revestirse de la paciencia de Job, particularmente si se trata con un suscritor cual el caballero de la bata de seda acolchada.
Iba ya a devolver mi periódico y satisfacer su importe, cuando vino a herir mi oído desde la pieza anterior al gabinete una voz que me era muy conocida.
Volví la cabeza y vi entrar a mi amigo Belán, que según costumbre grita al hablar cual si se dirigiera a los sordos, y halla medio de apartar a cuatro personas, sin embargo de ser delicado y hallarse libre del servicio de las armas por no llegar a la talla; pues los brazos del tal Belán están continuamente en movimiento, pónese de puntillas para ganar dos dedos de altura, inclina hacia atrás la cabeza, y se mantiene siempre tan quieto que no por cierto le gana un oso enjaulado. Nótame al abrir la vidriera, y se precipita hacia mí exclamando: "¡Ah, Blemont!... a ti te busco, amigo mío... vengo de tu casa... me han dicho que sería fácil que te encontrara aquí, y en verdad que...
-¡Chit!... ¡Chit!... ¡no levantes tanto la voz!, dije a Belán, cuyos descompasados acentos promovieron una revolución en el gabinete de lectura. "Aguarda un momento... pronto seré tuyo.
-Oh caro amigo mío! se trata de un asunto... de un suceso singular... Voy a contártelo y verás si...
-Pero cállate hombre... pues estorbas a los lectores, a quienes interesan muy poco tus asuntos, y no han venido por cierto aquí para saberlos. -Es verdad, es verdad, pero...
-Vamos, ven.
-Y cogiendo del brazo a Belán, le conduje fuera del gabinete de lectura. "



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