Paladín de almas (fragmento)Lois McMaster Bujold
Paladín de almas (fragmento)

"Ista mandó por delante su renovado vestuario de Valenda; incluso quitando todas las prendas sobrias del color verde de las viudas que había dejado en las tiendas de su hermano, se ahorraría de ahora en adelante vestir de prestado. Un poco más tarde, de Baocia la escoltó desde su campamento. Foix acudió, haciendo una apañada y fluida transición de guardia a cortesano.
La transición de de Baocia fue algo menos fluida, pero globalmente parecía estar sobrellevando bastante bien el salto a la nueva Ista, pensaba ella. Evitaba discutir la perturbadora parte de comerse los demonios, apenas mencionaba al dios, pero había entrado en los asuntos materiales y prácticos de la nueva vocación de Ista con una gratificante atención al detalle.
—Hemos de decidir el tamaño de tu guardia personal —observó mientras pasaban bajo las puertas de Porifors—. Demasiados serían una carga para tu bolsa, pero demasiado pocos podrían resultar un falso ahorro.
—Muy cierto. Supongo que mis necesidades variarán con el sitio. Añádelo a la lista de cosas que discutir con mi senescal; él será el mejor juez de lo que esta región requiere.
—¿Tu senescal también será tu maestre de caballerizas, igual que lo fue de su hermano, o te tengo que recomendar a alguien?
—Los deberes de Sir de Arbanos serán demasiado exigentes. Tengo a otro hombre en mente, aunque todavía no estoy segura de que vaya a aceptar. Si no lo hace, puede que acuda a tu recomendación.
—¿Qué? ¿No es de Gura, aquí presente? —Preguntó de Baocia. Foix hizo una pequeña reverencia de confirmación—. ¿O su buen hermano?
—A Ferda lo ha reclamado su primo, el marzo de Palliar, para la campaña que se avecina, y debe partir para unirse a él en breve. E incluso como oficial de mi séquito, es muy probable que Foix vaya y venga por asuntos del templo, pero los deberes de un maestro de caballerizas son diarios. No estoy segura de qué título ofrecer a Foix. ¿Hechicero real? ¿Maestre de demonios?
—Me conformaría con mantener el de oficial dedicado, royina —terció apresuradamente Foix en tono un tanto alarmado, para luego entrecerrar los ojos de sospecha al ver los labios de ella apretarse para contener una sonrisa.
—Entonces te buscaré primero el trabajo y luego el título —dijo ella—. Necesitarás algo con lo que pavonearte cuando visitemos otras cortes, para mantener la altivez real que se espera de mí.
Una amplia sonrisa pasó brevemente por la boca de él.
—Como ordenéis, royina.
Giraron en el patio empedrado y subieron hasta la galería; Ista contuvo un escalofrío al pasar sobre los escalones donde una vez había visto cara a cara a un dios. De la puerta abierta de su habitación doble salía una voz familiar pero inesperada.
—No te quiere a ti —decía con severidad lady de Hueltar—. No te necesita. Yo estoy aquí ahora, y te aseguro que estoy mucho más familiarizada con todas sus necesidades de lo que tú nunca estarás. Así que vuelve corriendo a los establos o a donde quiera que sea el sitio del que saliste. ¡Vamos, vamos!
—Señora, no puede ser —decía Liss en tono de extrañeza. "



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