Isla "Así la tierra enardecida, empuja sus cortezas y como un puño vengador eleva su amenaza al cielo resignado con su soledad eterna, el corazón, crecido en la costumbre, siente que entre las sangres se quiebra su clausura y que un furor oscuro hacia la culminación le lleva. Designio, vendaval o mano de angélica promisión, decreta la inapelable sentencia de los dioses: Morir día tras día, piedra a piedra, como acaban los árboles y el rayo escalando lo incierto. Sin saber el origen ni el destino, sin conocer la senda de la libertad. Solamente sombra de sí, apenas, repentino fulgor de la memoria, escalofrío por el laberinto de las venas. Desde la altura del tiempo, se contempla la ciudad del cansancio, el paisaje encendido. " epdlp.com |