Viaje al fondo de la nación (fragmento)Jean Daniel
Viaje al fondo de la nación (fragmento)

"Resumo, señores: el hombre no es esclavo de su raza ni de su lengua, ni de su religión, ni del curso de los ríos, ni de la dirección de las cadenas de montañas. Una gran conjunción de hombres de espíritu sano y corazón cálido crea una conciencia moral que se llama nación. Y esta es legítima en tanto esa conciencia moral demuestra su fuerza por los sacrificios que exige la abdicación del individuo en beneficio de la comunidad. Tiene derecho a existir." Ernest Renan.
Sobrevolamos el inmerso desierto libio. Le pregunto al nuevo presidente si no se podría hallar lugar para todo el mundo en todos esos espacios deshabitados. Sonríe. ¿De mi candor o de mi realismo? Así no se construye la Historia.
No, lo sé muy bien. La Historia se construye con símbolos y mitos. Y Palestina no es cualquier mito. Ella presenció la vergonzosa derrota que el pequeño Estado hebreo infligió a los ejércitos árabes. Vergonzosa y providencial. Sin derrota no habría habido Nasser. Sin Nasser no habría renacido el nacionalismo árabe. Y sin ese despertar, ¿qué sería del Magreb? Etc.
¿Le molestan mis observaciones? Se inquieta Ben Bella. No, me decepcionan. Me dejan perplejo. Si asimilan sionismo y colonialismo, los árabes no comprenden nada. O, como dijo Maxime Rodinson, se niegan a comprender. Una tierra árabe debe permanecer árabe. Si cristianos o judíos quieren vivir allí, allí serán "protegidos" en calidad de dhimmis. "No como extranjeros", afirma Ben Bella, interrumpiendo mi silencioso pesimismo. "Los judíos son nuestros hermanos. Una cantante judía acarició mi infancia. Pero por qué demonios querrían hacer un Estado con el pretexto de que los alemanes los persiguieron. ¡En rigor, tendrían derecho a ocupar una región de Alemania!" No respondo. Si le digo que argelinos y judíos tienen en común el crear una nación sobre una tierra por donde ha pasado todo el mundo y donde no hubo Estado alguno, me opondrá una tesis que historiadores franceses, confundiendo el compromiso anticolonialista con el rigor universitario, han escrito acerca de la autenticidad y antigüedad de la nación argelina desde siempre. En suma, estábamos empezando treinta años de conflictos. Cinco guerras. ¿Colonizadores, los sionistas? Era lo que sentía en un comienzo. Pero en cualquier caso colonos harto especiales, porque ellos mismos se habían liberado de los colonos ingleses y conseguido la bendición jurídica de la comunidad internacional. Por otra parte, si hay que juzgar el apego a una tierra, como decía Maurice Barrès, según la sangre derramada, entonces se les podría reconocer algunos derechos. "



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