Libra (fragmento)Don DeLillo
Libra (fragmento)

"Volvieron a guardar silencio. La fuerza de los sentimientos de Larry llevó a Beryl a hacer una pausa. Él no creía firmemente en muchas cosas. Beryl sintió un encogimiento interior, la vieja y patética disposición a ceder sin presentar batalla. ¿Había algo por lo que luchar? Desconocía el tema. Veía el mundo en recortes de prensa y pies de fotografías, el mundo se tornaba estrafalario. Se ve mejor en las columnas que envías a las amistades. Refúgiate exclusivamente en la ironía. Si su objetivo era pasar desapercibida, ¿para qué presentar batalla?
—En cierto sentido, todo tiene mejor aspecto —añadió Larry—. Hay algunas cuestiones de las que no estoy nada descontento. Me encuentro a punto de emprender una reaparición profesional. Se habla de trasladarme a la Oficina de Finanzas. Hay una unidad de campo en Buenos Aires. No es un asunto discutible, por supuesto. Trabajaré en mercados monetarios y me ocuparé de que dispongamos de divisas para determinadas operaciones.
—¿Buenos Aires es una perita en dulce?
—No sé qué lugar ocupa en el reino de las frutas y las verduras. Me parece realmente positivo de su parte que me brinden esta oportunidad. La Agencia comprende. Estoy sorprendido de lo mucho que comprenden. Por este motivo algunos vemos la Agencia bajo una perspectiva que nada tiene que ver con puestos, instituciones ni gobiernos. Estamos sumamente agradecidos por su comprensión y confianza. La Agencia siempre está dispuesta a ver a un hombre bajo una nueva perspectiva. Es la naturaleza del oficio. Existen zonas opacas, existen nuevas perspectivas. Cuanta mayor es la ambigüedad, más creemos, más confiamos, más nos unimos.
Resultaba extraordinaria la frecuencia con que le hablaba a Beryl de estos asuntos. La Agencia era el único tema inagotable de su vida. Agencia Central de Inteligencia. Beryl la consideraba la iglesia mejor organizada de todo el mundo cristiano, una misión que recababa y almacenaba todo lo que todos decían, lo reducía a un micropunto y lo llamaba Dios. Ella necesitaba vivir en habitaciones reducidas y polvorientas, firmemente acodada, fuera del alcance de las cosas vertiginosas, del calor, la luz y los espacios extraños, y Larry necesitaba la gran nave protectora de la Agencia. Estaba convencido de que, en última instancia, no se puede saber nada relacionado con los motivos y necesidades humanas. Siempre existe otro nivel, otro secreto, la vía por la cual el corazón desarrolla un engaño tan misterioso y complejo que sólo puede considerarse un tipo de verdad más profunda.
Sobre la mesa había un jarrón con anémonas. Sonó el teléfono y Beryl lo cogió en su escritorio del salón. Llamaba un tal Thomas Stainback. Supo por el tono de voz que Larry atendería la llamada arriba. Se detuvo en la puerta. Al verla, Larry se apartó de la mesa. Esperó a que él subiera la escalera hasta la habitación de huéspedes y contestara para colgar delicadamente el auricular. Regresó junto a su café. "



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