Los hermanos cuervo (fragmento)Andrés Felipe Solano
Los hermanos cuervo (fragmento)

"Cuando quise entrar a los invernaderos, los guardias empezaron a gritar que todo el mundo debía salir y sacaron sus bolillos para reafirmarse en su tarea de expulsarnos. Los batieron en el aire como si estuvieran arreando ganado. Estábamos lejos de su radio de acción, así que nos escabullimos con cuidado y nos escondimos en un baño hasta que oscureció del todo. Al salir tuvimos que caminar muy despacio, alumbrados por la luz de una luna amarilla y redonda. Imagino que los Cuervo calcularon el día de nuestra visita según el calendario lunar para tener la mayor luminosidad posible. Cerca de una fuente, muertos del frío, comimos sánduches de atún, la única tarea que me encargaron para esa noche. Ellos traerían todo lo demás. Les puse huevo duro picado como me gusta. Los desagradecidos casi no comieron. A eso de las diez, cuando todos los celadores estaban viendo una pelea de boxeo por televisión, nos metimos al tropicario. Ese fue el nombre que usó el hermano mayor para el lugar techado, húmedo y con olor a podrido donde nos colamos. Las plantas parecían haber notado nuestra presencia a una hora tan poco habitual. En la oscuridad sentí que una rama se agitó, que un árbol crujió. Dudo que alguien hubiera estado de noche en aquel lugar. Sin duda éramos los primeros. Empezamos a recorrer un camino estrecho. Apenas si se podía ver a lado y lado. Iba a prender la linterna que me entregaron en la fuente pero el hermano menor me dobló la muñeca y me lo impidió. Me alegró saber que las palmas de sus manos sudaban, que su autocontrol no llegaba a tanto. Al mismo tiempo me sorprendió la enorme fuerza de su garra. Entre susurros me dijo que sólo podía encenderla en la madrugada, cuando se acercara el gran momento, de otra forma los celadores se darían cuenta. "


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