Amor-erotismo y cine (fragmento)Ado Kyrou
Amor-erotismo y cine (fragmento)

"Todas las películas, aunque no sean ´de amor´, contienen una historia de amor. Entonces, ¿por qué los héroes del cine aman tan poco?
"Vemos una escena de amor. Un hombre y una mujer se encuentran, se gustan, pasean un poco del brazo y se besan. El simple hecho de besarse da lugar, en la mayor parte de los casos, a infinitas complicaciones: matrimonio, divorcio, intrigas de diversos tipos, delitos, etc. En el peor de los casos (películas clasificadas como "peligrosas" por la Autoridad Religiosa, que, por disciplina, os pide no apoyar con vuestro dinero y vuestra presencia semejantes producciones) los enamorados se acuestan uno junto al otro en un lecho grandísimo.
"¡Este es todo el amor que se ve en el cine!"
"El amor se convierte así en una cosa abstracta, no muy diferente del amor por las flores, el amor por el niño Jesús, o el amor por un dictador".
Hace quince años todo esto era verdad. Como era verdad que el acto sexual se podía ver en las películas clandestinas, para que el dualismo carne-espíritu resultase más evidente en el cine que en cualquier otro medio de expresión.
El amor por una parte, el erotismo por otra, entre los dos, el muro, que entonces parecía insuperable, del mercado.
Se llegaba al extremo de espiar las raras apariciones de un seno o de una nalga, aunque raramente estos improvisados destellos tuviesen alguna relación con el erotismo; por el contrario, en las películas clandestinas comúnmente llamadas "pornográficas", era perfectamente inútil buscar la más pequeña apariencia de amor.
Así, este hecho único que los griegos llamaban "Eros" se encontraba partido en dos por un Salomón omnipotente cuyo nombre era "sociedad cristiana".
El amor era platónico y el erotismo "pornográfico".
(A propósito, antes de continuar, ¿qué quiere decir el término "pornográfico"? Conozco una sola definición que me satisfaga, aunque ignoro su autor: "pornografía es el erotismo de los otros").
Con la ayuda de los consejeros morales, los comités de censura y las "solteronas de la revolución", todo era reducido a estereotipos: una decena de eficientes violines pavlovianos bastaba para hacer creer al pobre espectador que la pareja cinematográfica que se besa también hace otras cosas. En nuestros países europeos el paso del "usted" al "tú" tenía el mismo significado.
No es necesario olvidar la técnica: los fundidos en negro y sus puntos suspensivos, los encadenados y su elipsis; y, en los casos de "vanguardia", los "flou" artísticos, los velos delante del objetivo y las deformaciones ópticas.
Precisamente esta vanguardia se permitía algunas desviaciones: desnudos artísticos, símbolos homosexuales, gestos precisos pero realizados fuera del campo, encontraban su ambiente en las películas producidas fuera de las grandes compañías y proyectadas en los cine-clubs o en las pequeñas salas apartadas. Admirable válvula de seguridad, con razón la vanguardia tiene un nombre militar: siempre a las órdenes de mi general, es decir de mi capellán. "



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