Mukhtar (fragmento) "Mukhtar sintió a su anfitriona desde lejos. De súbito, la bestia se transformó en un cachorro, saltando de alegría sobre sus cuatro patas, ladrando y agitando su cola como si fuera un péndulo. En las celdas vecinas, los otros perros mostraron su inquietud ante el visitante desconocido y Mukhtar se dio cuenta de lo inhóspito que podría resultar esto para la persona amada, así que gruñó amenazadoramente a esa turba de ignorantes, tratando de darles a entender que si no guardaban silencio, deberían vérselas con él personalmente. Todo esto sucedió antes de que Mukhtar pudiera ver a la persona amada. Cuando ella apareció ante su celda, cayó al suelo, se enderezó y comenzó a arrastrarse con el espinazo a ras de suelo, girando en diferentes direcciones y entrecerrando los ojos, que brillaban intensamente de verdadero entusiasmo. -Puedo hacer esto y esto –le dijo con sus ojos- Soy muy alegre y bromista y estoy prendado de ti. -¿Es manso? –preguntó la mujer. Al oír su voz y olerla, Mukhtar rodó sobre su estómago y se arrastró hasta la pantalla metálica que lo separaba de su anfitriona. -Ahora iremos a casa –dijo Mukhtar lamiéndole la cara- Soy culpable de ser inteligente, fiel y amable y de sentirme turbado ante tu aspecto. La mujer lo miró como si comprendiera lo que el animal estaba pensando y luego se volvió hacia Bilibin y dijo: -¿Te parece bien que nos quedemos con este perro? -¿Quieres quedártelo? –preguntó él. ¿Comprarlo? -Podría ser un regalo. -Un buen perro –dijo secamente Bilibin- ha de valer mucho dinero. -Me pregunto cuánto –respondió ella- y se echó a reír. -Hasta doscientos mil rublos. -¿Lo oyes, Mukhtar? –preguntó ella, divertida. Podemos ofrecer mil doscientos rublos. Mukhtar ladró alegremente. -Es una cantidad que hemos de ofrecer por un perro muy bueno y después de probar su valía –subrayó Bilibin. -Sus padres gozan de una fama notable propia de medallistas de oro. -Eso no importa –terció Bilibin-, mirándola a los ojos, feliz del pensamiento que había tenido, porque los padres pueden ser muy famosos y los hijos respetablemente ineficaces. -Bueno, todo eso no me importa. El dinero no es decisivo. ¿Cómo podríamos probar su valía? Bilibin respondió que dicha estimación podía hacerse inmediatamente y que sólo requeriría disponer de media hora libre. " epdlp.com |