Las formas elementales de la vida religiosa (fragmento)Emile Durkheim
Las formas elementales de la vida religiosa (fragmento)

"No tenemos la intención de emprender, en lo que sigue, una descripción completa del culto primitivo. Preocupados ante todo por alcanzar lo más elemental y fundamental de la vida religiosa, no buscaremos reconstituir en detalle la multiplicidad, y a menudo confusa, de todos los gestos rituales. Pero quisiéramos, a través de la extrema diversidad de las prácticas, tratar de captar las actitudes más características que el primitivo observa en la celebración de su culto, clasificar las formas más generales de sus ritos, determinar sus orígenes y su significación, para controlar y, si es posible, precisar los resultados que hemos obtenido del análisis de las creencias.
Todo culto presenta un doble aspecto: uno negativo, el otro positivo. Sin duda, en la realidad, los dos tipos de ritos que así denominamos están estrechamente asociados; veremos que se suponen uno al otro. Pero no dejan de ser diferentes y, aunque sea para comprender sus relaciones, es necesario distinguirlos.
Los seres sagrados son por definición seres separados. Lo que los caracteriza es que entre ellos y los seres profanos hay una solución de continuidad. Normalmente, unos están fuera de los otros. Todo un conjunto de ritos tiene por objeto realizar este estado de separación que es esencial. Ya que tienen por función prevenir las mezclas y las comparaciones indebidas, impedir que uno de esos dos dominios robe terreno al otro, no pueden dictar más que abstenciones, es decir actos negativos. Por esta razón, proponemos llamar culto negativo al sistema formado por esos ritos especiales. No prescriben al fiel el cumplimiento de prestaciones efectivas, sino que se limitan a prohibirle ciertas maneras de actuar; toman todos, pues, la forma de la interdicción o, como se dice corrientemente en etnografía, del tabú. Esta palabra es la que se emplea en las lenguas polinesias para designar la institución en virtud de la cual ciertas cosas son retiradas del uso común; es también un adjetivo que expresa el carácter distintivo de este tipo de cosas. Ya hemos tenido la ocasión de mostrar cuán enfadoso es transformar así, en un término genérico, una expresión estrictamente local y dialectal. No hay religión donde no existan interdicciones y donde no desempeñen un papel considerable; es pues lamentable que la terminología consagrada parezca propia de Polinesia. La expresión interdictos o interdicciones nos parece preferible en mucho. Sin embargo, la palabra tabú, como la de tótem, es tan usada que sería un exceso de purismo prohibirla sistemáticamente; los inconvenientes que presenta son, por otra parte, atenuados una vez que se ha tomado la precaución de precisar su sentido y alcance. "



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