Mitópolis (fragmento)Joaquín Edwards Bello
Mitópolis (fragmento)

"Hagamos un esfuerzo mental para entender que esos hombres ya no podrían ser lo que fueron a1 salir de España; vivían como sobrecogidos o deslumbrados en los imperios que forjaban donde todo era suyo hasta donde podían abarcar con los ojos para dondequiera los pusieran.
Las indias en ese mundo nuevo les resultaban más equilibradas con su nuevo género de vida, con el clima y con la geografía. Sobre todo, más dóciles y respetuosas. Todavía eran un poco divinos e inmortales en cierto sentido para las naturales de América. No es raro que Valdivia se resistiera a traer a su burguesa del sórdido y terroso pueblo donde él mismo hubiera vuelto a no ser absolutamente nadie.
La historia de la atracción de las indias por los españoles y de estos por ellas es larga. Pedro de Candia, especie de periodista en la expedición de Pizarro, dice: "Muchos de sus hombres quieren desembarcar en Túmbez. Molina declara que él se quedaría para siempre casado con una docena de indias". Hay indias jóvenes, inalterablemente amables, finas y sonrientes.
Viven sin leyes, como aletargadas. América es la sieste eternelle du genre humain. Pájaros maravillosos cruzan por los aires, y hacia todas partes se abren horizontes esperanzados; los ruidos de las aves, de los insectos, de los animalillos y de los cazadores se conciertan en melodías encantadoras. En las diversas regiones las indias sirven de intérpretes y de aliadas. Hernando de Soto, en 1 539, al pasar por los terrenos pantanosos de Everglades, encontró a un indio desnudo, tatuado, con plumas en la cabeza. Se llamaba Juan Ortiz y era sevillano como Barrientos. Había pertenecido a la tropa de Pánfilo de Narváez en la Florida. Prisionero de los indios, debió la vida a las muchachas indias. Según dijeron, era "demasiado joven y hermoso para perecer". Se casó con la hija del cacique.
El viaje de Alonso de Monroy al Perú, excitante como película de cowboys, nos brinda nuevos aspectos. Cerca de Copiapó la expedición de Monroy sufrió el ataque de 1os indios; perecieron los españoles, menos Monroy y Miranda, que fueron conducidos prisioneros delante del cacique. Vivía entre los indios un desertor español llamado Francisco Gasco. Una india se interesó por los prisioneros y les salvó la vida. Gasco tenía hijos mestizos de india (1541).
A Valdivia se le conocieron tres o más concubinas, entre otras Inés Suárez, María Encío y Juana Jiménez. Los inventores de blasones procuran darles origen nobiliario a las tres. Hay datos para creer que María Encío fuera mestiza o mulata. Inés Suárez provenía de Tierra Firme y no hay datos precisos respecto de su origen. Valdivia era enemigo de los nobles, jugador y mujeriego. En Andacollo, 1554, el andaluz Andrés de Alcántara Cepeda tuvo hijos de la india Taliguina.
Don Alonso de Ojeda, conquistador a las órdenes de Colón, tuvo por concubina a una india llamada por él Isabel. Murió en Santo Domingo, dejando algunos hijos de ella. Lo enterraron, y en su tumba la india amiga se recostó para no levantarse; los frailes la encontraron abrazada a la piedra sepulcral: muerta. "



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