Cinco novelas en clave simbólica (fragmento)Víctor García de la Concha
Cinco novelas en clave simbólica (fragmento)

"Sabemos bien que en la base del arte literario está el extrañamiento, el cual se logra desplazando a las palabras de la dirección referencial que les es propia. Con ese guiño metanovelístico, apunta Cela a la supresión de fronteras entre lo real y lo soñado, entre la mitología y la historia, lo que se convierte en procedimiento estructurador de la novela:
Los dioses empezaron a hablar por boca de Fofiño Manteiga, el tonto de Prouso Louro, el oráculo de Reburdiños, que no es un personaje de carne y hueso sino un cristobita de papel y tinta, poco antes de que cumpliera los quince años, una mañana antes de salir el sol empezó a aullar como un lobo y la gente decía, los marineros, los campesinos, los leñadores, los pastores, los artesanos y los vendedores ambulantes, aúlla por su madre que lo dejó en la playa de Seiside de recién nacido para que se lo comieran las ratas, lo salvó una sirena que miraba dulcísimamente, parecía una garduña del monte, no es verdad que en la playa de Nemiña haya siempre una ballena varada muerta y comida por los tábanos, los cangrejos y las gaviotas, la gente es muy mentirosa, a la gente no se le puede creer nada de lo que dice, hace ya algunos años que los lobos no llegan hasta la orilla de la mar (pp. 37-38).
¿Es Fofiño Manteiga un personaje de carne y hueso o un cristobita de papel y tinta? ¿Cuentan las gentes una historia o es un sucedido imaginario?
Otra vez más todavía insiste la voz en la advertencia de que todo va demasiado revuelto y confuso, lo real y lo irreal (p. 167). Y de nuevo el recitador lo tranquiliza. Más tarde se confirmará aquello a lo que algunos indicios precedentes apuntaban: que el narrador es el propio Camilo José Cela y, enseguida, cambia el signo de la advertencia:
-Llevo mucho tiempo oyendo lo contrario, estoy harto, para mí que la gente ya no sabe lo que discurrir. ¿No cree usted que esto va demasiado ordenado?
-No, a mí me parece que esto no va más que algo ordenado.
-¿Como la vida misma?
-Sí, pero esto procuro no decirlo para evitar desgracias y desplantes, la vida es muy vengativa y rencorosa (p. 202).
Hasta entonces todo parecía desordenado. Ahora, ordenado. Y en simetría con las anteriores advertencias de desorden, se producirán a partir de ahí, en las páginas 209 y 252, las referidas al posible exceso de orden. Son nuevos signos metanovelísticos del desplazamiento y del extrañamiento. Para aviso de navegantes, y con vistas a explicar el porqué de esa típica estructura de recitado narrativo que funde elementos heterogéneos -preciso, no sólo por su naturaleza semántica real o irreal, sino por la función que desempeñan: descriptiva, narrativa, de reflexión-, poco antes de la mitad del libro ha introducido el recitador la figura de don Anselmo Prieto Montero, catedrático de latín del instituto coruñés Agra del Orzán, quien escribió una "novela muy amena" sobre
... el famoso Capitán Tiengo, un aventurero tinerfeño que le plantó cara a Drake [...] se titulaba La campana del buzo y estaba bien escrita, con mucha soltura e interés, en la forma de narrar las aventuras recordaba un poco a Baroja, fue lástima que no encontrara editor (p. 117).
Un poco después deja caer que don Anselmo Prieto llamaba a los moros, sarracenos (p. 120), y de ese modo va conformando la idea de una contraposición entre el planteamiento de la novela de estructura tradicional -el de La campana del buzo y el de todos los novelistas que han seguido esa tradición-, y el que adopta Madera de boj. Madera de boj es un intento nuevo de novela y una reflexión teórica sobre ese mismo intento.
Ya hacia el final, después de haber ido aludiendo a la vida como referente del orden o el desorden del recitado, explica que "la vida no tiene argumento" (p. 261):
... don Anselmo Prieto Montero, el autor de La campana del buzo, explica a sus contertulios del café Galicia eso del planteamiento, el nudo y el desenlace, que son las tres normas que se deben tener presentes, el modelo es de Emilio Zola, o de doña Emilia Pardo Bazán, ahora ya no es como antes, ahora la gente ha descubierto que la novela es un reflejo de la vida y la vida no tiene más desenlace que la muerte, esa pirueta que no es nunca igual, el decorado debe dibujarse primero y pintarse después con mucha precisión, aquí no valen licencias porque los personajes pueden escaparse si no se encuentran a gusto... (p. 262).
Subrayo por mi cuenta algo que, a mi juicio, constituye la explicación última y más exacta de lo que es esta novela, en la que todo está milimétricamente pensado, calculado, trabajado, y simétricamente establecido. Aquí no valen licencias. Aquí hay centenares de naufragios armando las páginas. Estoy absolutamente seguro, sé positivamente que todos y cada uno de ellos está documentado, como todos y cada uno de los datos mitológicos, de los dichos y consejos. "



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