El vals de los condenados (fragmento)Santiago Martín Bermúdez
El vals de los condenados (fragmento)

"Madame.- ¡Es el Arcángel!
Todos.- Es el Arcángel, es el Arcángel...
El Arcángel.- ¡Cesen las disputas!
(Desciende hasta el nivel de los demás personajes. Se despoja de las correas.)
Este proceso tiene que terminar de una vez, no pueden mantener la causa indefinidamente. Sepan que traigo un laudo de obligado cumplimiento para todas las partes. (Grita.) ¡Correas! (Desde lo alto descienden unas correas como las que permitieron el descenso del Arcángel y que todavía cuelgan por ahí.) ¡M. Louis Aragon! ¡M. André Malraux! Ha terminado su período de purgatorio. Ahora ascenderán a los cielos y harán un máster de perfeccionamiento. Les informo de que la posteridad está expurgando sus obras. ¡Y la posteridad es inapelable! Ustedes ascienden al cielo, pero sus obras tendrán que responder en aquellos puntos en que no fueron lo bastante democráticas, lo bastante innovadoras o lo bastante contemporáneas de la posteridad posterior a ustedes. (Antes de que nadie eleve una protesta.) ¡Silencio! Este Arcángel, este enviado, no admite protestas. M. Aragon y Malraux, vengan aquí.
(Aragon y Malraux, todavía muy confusos, se aproximan al Arcángel.)
El Arcángel.- Por favor, que alguien les ayude a colocarse las correas.
(Madame y Beaumanoir acuden y les colocan las correas.)
Malraux.- Perdón, mi Arcángel... ¿Debemos entender que Aragon y yo subimos al cielo y que permanece aquí M. Drieu la Rochelle?
El Arcángel.- Bueno... Por el momento, sí, así es...
Aragon.- A ver, a ver... No he entendido bien. ¿Pierre se queda aquí abajo?
El Arcángel.- Tiene que seguir en el purgatorio.
Aragon.- ¿En el purgatorio?
Drieu.- ¡Sí, queridos colegas! Ya lo habéis oído. Yo permanezco en el purgatorio. ¿Qué es lo que os sorprende? Una vez más vence la coalición burguesa-comunista. A los fascistas se nos destina el infierno, el cielo está demasiado lleno de judíos. ¡Esta es mi victoria sobre vosotros!
El Arcángel.- ¡Silencio! ¡Va a empeorar su ya delicada situación!
Aragon.- (Mirada de inteligencia con Malraux.) ¡André!
Malraux.- Creo que interpretas mis sentimientos, Louis. Ya está bien, estamos hartos. Todos nos piden autocríticas, nos piden que nos arrodillemos, que digamos que nos hemos equivocado actuando; se entiende que ellos, mientras, acertaron en su quietud, en su comodidad, sentados en sus sillones de orejas.
Aragon.- Mi Arcángel, lamento decirle que M. Malraux y yo nos negamos a subir al cielo sin Pierre Drieu la Rochelle. "



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