Testamento Español (fragmento)Arthur Koestler
Testamento Español (fragmento)

"Creo que, en general, solemos sobreestimar la importancia del carácter individual. La sociedad permite al individuo un margen muy limitado para realizar sus disposiciones originales. La cuestión no es lo que el hombre es, sino la función que le dicta el sistema social a realizar.
Estas son reflexiones banales, pero la aplicación de ellas en una guerra civil, conducen de algún modo a resultados paradójicos, y explica porque el anarquismo es tan popular en España. Para los anarquistas el problema humano es tan simple como cascar una nuez; uno rompe la dura cáscara y luego saborea la deliciosa semilla. Una teoría atractiva; sólo que a mi me gustaría saber si los árboles darán alguna vez nueces sin cáscara.
Nunca se es tan curioso sobre el futuro de la humanidad como cuando se está encerrado en una jaula custodiada por dos “gorilas”, y pensando más bien en cualquier cosa menos en el propio futuro. Creo que el mayor placer posible que pudiera ofrecérsele a un condenado en su camino hacia la silla eléctrica, sería decirle que un cometa viene hacia la tierra y destruirá el mundo al día siguiente...
Sobre las dos o tres de la mañana llegó un coche y, escoltado por los dos “gorilas”, me llevaron por desiertas avenidas, cruzando la dormida ciudad, y pasando el puente sobre el Guadalquivir, a la distante prisión de Sevilla.
Cuando surgió de la oscuridad el edificio de la prisión, volví a sentirme confortado, al igual que me ocurrió quince horas antes al ver las esposas. Por estas fechas yo ya sabía que los prisioneros solamente eran golpeados y maltratados en las comisarías de la policía, en los cuarteles y barracones falangistas, pero no en las prisiones. Había dos caminos que conducían fuera de la prisión, uno hacia la libertad, otro ante el pelotón de fusilamiento. Pero mientras estuvieses en la prisión, uno estaba seguro.
Con sentimientos de afectuoso agradecimiento, contemplé aquel enorme edificio. La podredumbre de una civilización que está atemorizada por su incipiente locura, revela en sí misma curiosos síntomas. Por ejemplo, los muros de piedra de la prisión, no sólo servían para proteger a la sociedad de los prisioneros, sino al prisionero de la sociedad. "



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