En torno a la llamada poética generativa (fragmento)Ignacio Bosque
En torno a la llamada poética generativa (fragmento)

"La importancia de las críticas es tal, que el máximo propulsor de la semántica generativa, G. Lakoff, embarcado ya en otros proyectos, escribía en 1977: La semántica generativa acertó informalmente, es decir, dijo lo que quería en cada ejemplo y en cada argumento, pero, desde el punto de vista formal, se deshizo en pedazos. Había errores fundamentales. El más evidente fue tomar de la gramática generativa el uso de los indicadores sintagmáticos y las derivaciones. Esto nos llevó a una infinita sucesión de parches: condiciones sobre la estructura superficial, teoría de las excepciones, reglas globales, reglas transderivatorias, amalgamas sintácticas, etc.
Como han señalado otros autores, la semántica generativa falló además por dos razones fundamentales: Una de ellas, teórica, el creer que las operaciones transformacionales podían manejar, indistinta y simultáneamente, información sintáctica, semántica y pragmática, y la otra, metateórica, la ausencia total de un mecanismo de control sobre la propia teoría que hiciera posible su falsación. Ésa fue una de las razones que ocasionó su derrumbe como modelo teórico, aunque es evidente que sacó a la luz un número nada despreciable de problemas, algunos todavía sin resolver, y preparó el camino de lo que actualmente es una teoría pragmática en vías de construcción.
A la luz de la evolución de la lingüística generativa en estas dos décadas, no parece correcto afirmar, como hace Petöfi, que «la estructura de la sintaxis está determinada por las exigencias de la semántica». Ésta era, en esencia, la tesis semántico-generativista. De la reconocida relación mutua entre sintaxis y semántica no puede derivarse una teoría formal que construya los complejísimos procesos sintácticos de una lengua a partir de una serie de relaciones abstractas entre predicados y argumentos.
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La gramática generativa surge, en parte, con la intención de lograr una teoría renunciando al corpus. No es, pues, un sistema para analizar oraciones. La labor del gramático ante un fenómeno es comprobar si la teoría lo incluye o no de forma explícita. No es menos importante comprobar si la teoría, entendida de forma proyectiva, es o no demasiado poderosa, en cuyo caso debe ser constreñida. Una buena parte de las discusiones teóricas en la lingüística generativa se centran en tratar de explicar la mejor manera de excluir una secuencia agramatical. Evidentemente, no encontramos nada parecido en las GGTT, y creemos que la razón está en el objeto mismo y no en el método. No parece posible que una gramática genere textos en el sentido que el término «generar» tiene en la lingüística generativa.
Construir la gramática textual de un texto determinado, como encontramos en las aplicaciones prácticas, es llegar a un sistema abstracto de relaciones mediante una operación exclusivamente inductiva. Si el texto es literario, la tarea es aún menos factible. Creemos que existe un cierto contrasentido en proponerse la construcción de un modelo proyectivo que genere obras de arte excluyendo las que no lo son. Las GGTT parece que están embarcadas, como ha dicho Aguiar e Silva (op. cit.), en el estudio de un objeto que sólo permite la inducción utilizando los instrumentos de los modelos hipotético-deductivos. "



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