La vida a prueba (fragmento)David Attenborough
La vida a prueba (fragmento)

"Y cuando se acerca la fase más crucial de sus vidas, la reproducción, los animales pueden alterar su comportamiento para seguir sus circunstancias ambientales y sociales. Tomemos, por ejemplo, una especie como el acentor común, tan abundante en los suburbios de Gran Bretaña. Los naturalistas han sabido de siempre que la hembra del acentor construye su nido e incuba sus huevos sin ayuda y que el macho no hace nada más que asistir en la alimentación de los pollos. La vida doméstica del acentor parecía, en vista de ello, ser la de una formal pareja monógama, incluso si el macho era algo negligente como padre. Sólo cuando una población entera fue anillada, de forma que los individuos podían ser identificados, los ornitólogos se dieron cuenta de lo socialmente emprendedores que pueden ser los acentores.
Los jardines británicos varían en la cantidad de alimento y alojamiento que ofrecen a un pájaro. Algunos, con anchos céspedes y pavimentos, son pobres; otros, llenos de arbustos y matas de flores, están llenos de comida. Los acentores hembra reclaman territorios basados en la cantidad de alimento que puedan proveer. Un jardín rico puede ser compartido por diversas hembras, mientras que uno del mismo tamaño pero constituido por césped sólo es capaz de albergar a una. Los machos, por otro lado, reclamarán un área tan grande como sean capaces de defender contra los rivales, cantando o por enfrentamiento físico. Si los territorios de un macho y una hembra coinciden, entonces la pareja será monógama y el macho ayudará a la hembra a alimentar con insectos a sus polluelos. Una pareja así puede tener, de media, una nidada de cinco pollos. Por el contrario, si el jardín es rico en alimento, entonces dos hembras pueden anidar en el territorio de un único macho. Éste no permitirá a ningún otro macho en este límite, así que se encontrará con dos hembras. Cada una construye un nido y él cópula con las dos y lleva comida a ambos nidos. Sin embargo, sólo tiene un par de alas. Por duro que trabaje, no podrá proveer a las dos familias con tanta comida como llevaría a una sola. Así pues, el tamaño de cada nidada es algo menor que el de una pareja monógama. Cada una de sus hembras saca, no cinco, sino sólo cuatro o incluso tres pollos. Él, no obstante, se ha beneficiado de la situación, ya que es padre de entre siete y ocho crías.
Por otro lado, donde hay montones de césped y poca cobertura, una sola hembra encontrará varios machos cantando y reclamando distintas partes de su territorio. Así que, aunque sólo construya un nido, podrá aceptar dos compañeros. Después de una serie de disputas con su rival, uno de ellos se convierte en el dominante y de forma ostensible en su pareja. Copula frecuente y conspicuamente con ella. Uno puede pensar que el macho subsidiario enfrentado a esta situación se iría y buscaría suerte en cualquier otro lugar. Pero por entonces la mayoría de los territorios están ocupados y el tener más de un macho que trae comida a sus pollos beneficia a la hembra. Así que busca al macho subordinado entre los arbustos y allí, en silencio y con el mínimo de bullicio, también se aparea con él. Animado de esta forma, permanece y ayuda a llevar comida a los pollos, de los cuales el macho dominante parece ser el padre. Pero cada huevo es resultado de una cópula distinta, así que, ¿Quién sabe? Trabajando en conjunto, el trío puede ser capaz de criar siete u ocho pollos. La mayoría pueden ser la progenie del macho dominante y algunos pueden ser los retoños del subordinado. Pero la hembra lo tiene mejor que ninguno de ellos. Todos llevan sus genes. "



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