La trama nupcial (fragmento)Jeffrey Eugenides
La trama nupcial (fragmento)

"Nadie tenía un papel pintado como el suyo. Y por eso Madeleine, mientras vivió en Wilson Lane, nunca quiso cambiarlo.
Ahora estaba descolorido por el sol, y despegado a lo largo de algunas uniones. El retazo en el que se veía un Bouvier en los Jardines de Luxemburgo tenía una mancha amarilla por culpa de una gotera. Si el hecho de haber vuelto a vivir con sus padres no era ya bastante regresivo, despertar en su antiguo cuarto rodeada por aquel empapelado de cuento remataba cumplidamente el proceso. Por lo tanto, Madeleine hizo la cosa más adulta que podía hacer dadas las circunstancias: tendió la mano izquierda —aquella en la que llevaba la alianza de oro— hacia el otro extremo de la cama y dio unos golpecitos para ver si su marido estaba acostado en su lado.
Últimamente Leonard solía subir a acostarse a la una o las dos de la madrugada. Pero le costaba dormirse en la cama de matrimonio —volvía a tener insomnio—, y a menudo se iba a acostar a uno de los cuartos de invitados (donde probablemente estaría ahora), ya que el espacio contiguo al de ella estaba vacío.
Madeleine y Leonard vivían con los padres de Madeleine porque no tenían otro sitio adonde ir. La beca de investigación de Leonard en Pilgrim Lake había terminado en abril, una semana antes de la boda. Tenían pensado subarrendar un apartamento en Provincetown para el verano, pero cuando a principios de mayo Leonard tuvo que ser hospitalizado en Mantecarlo, tuvieron que abandonar la idea. De vuelta en los Estados Unidos, dos semanas después, Madeleine y Leonard se habían mudado a Prettybrook, que, además de brindarle a Leonard un lugar apacible donde recuperarse, se hallaba a no excesiva distancia de los mejores centros psiquiátricos de Filadelfia y Nueva York. Constituía asimismo una buena base para empezar a buscar un apartamento en Manhattan. A mediados de abril, mientras Madeleine estaba de luna de miel en Europa, le habían llegado cartas de admisión en cursos de posgrado a Wilson Lane, vía Pilgrim Lake. Harvard y Chicago la habían rechazado, pero la habían aceptado Columbia y Yale. Como había sido rechazada por Yale el año anterior, a Madeleine le resultó muy grato rechazar ella al año siguiente a Yale. No quería vivir en New Haven; quería vivir en Nueva York. Cuanto antes Leonard y ella encontraran un lugar en Nueva York, antes podrían ambos volver a organizar su vida.
Con tal objetivo en mente, Madeleine se levantó de la cama para llamar a Kelly Traub. Utilizó el teléfono del despacho de arriba de Alton, una estancia pequeña y beige —a un tiempo atestada de cosas y meticulosamente ordenada— que daba al jardín trasero. El despacho olía a su padre (aún más con la humedad de junio), y Madeleine no quería quedarse en él más tiempo del necesario; era como pegar la nariz a uno de los albornoces viejos de su padre. Mientras marcaba el número de la oficina de Kelly, Madeleine observó a través de la ventana al jardinero, que rociaba un arbusto con un spray lleno de un líquido de color té helado. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com