Carta a un niño que nunca nació (fragmento)Oriana Fallaci
Carta a un niño que nunca nació (fragmento)

"Y llegamos al delito, señores. Pero, antes de ilustrarlo, les digo: supongamos que uno de ustedes se halla gravemente enfermo y necesita una medicina. La medicina está al alcance de la mano; la salvación consiste en el sencillo gesto de la persona que la ofrece. ¿Qué nombre darían a quien, en vez de suministrar la medicina, la tira y la sustituye por un veneno? ¿Loco, inhumano, culpable por negar un auxilio? No, eso es poco. Yo lo llamo asesino. Señores jurados: no cabe duda de que el niño estaba enfermo y de que el medicamento al alcance de la mano era la inmovilidad. Pero esta mujer no sólo se lo negó: le suministró el veneno de un viaje que hubiera perjudicado incluso al embarazo más fácil. Horas y horas en avión, en coche por carreteras en mal estado, por lugares de topografía accidentada y en soledad. Yo le rogué que no lo hiciera. Le demostré que por entonces su hijo ya no era un multiplicarse de células, sino un niño de verdad. Le advertí que lo habría matado. Me opuso su dureza despiadada, y firmó un documento mediante el cual asumía todas las responsabilidades. Partió. Lo mató. De acuerdo: si nos halláramos ante un tribunal de leyes escritas, arduo sería para mí sostener su culpabilidad. No hubo sondas, fármacos ni intervenciones quirúrgicas: según las leyes escritas, esta mujer debería marcharse, absuelta, porque el delito no existe. Pero nosotros somos un jurado de la vida, señores, y en nombre de la vida yo les digo que la conducta de la acusada fue peor que las sondas, los fármacos y las intervenciones quirúrgicas. Porque fue hipócrita, vil, y no corrió riesgos legales.
“Daría mucho por admitir en ella circunstancias atenuantes, por absolverla aunque fuera parcialmente. Pero no veo dónde ni cómo. ¿Acaso era pobre, se ahogaba en estrecheces económicas que le impedían mantener un hijo? Absolutamente no. Ella misma lo reconoce. ¿Tenía que defender su honor en cuanto miembro de una sociedad que la hubiera perseguido por traer al mundo un hijo ilegítimo? Tampoco. Pertenece al establishment cultural que, en vez de rechazarla, hubiera hecho de ella una heroína. En cualquier caso, se trata de un establishment que no cree en las leyes de la sociedad y rechaza a Dios, la patria, la familia, el matrimonio y los principios mismos de la convivencia. Su delito carece de atenuantes porque lo cometió en nombre de una libertad: la libertad personal, egoísta, que no tiene en cuenta a los demás ni los derechos de éstos. He pronunciado la palabra derechos. Lo hice para anticiparme a la palabra eutanasia, para que no me contesten que ella, al dejar morir a ese hijo, hizo uso de un derecho, el de ahorrarle a la comunidad el peso de un individuo enfermo y, por tanto, malogrado. No nos corresponde establecer a priori quién se malogrará y quién no. Homero era ciego y Leopardi, jorobado. Si por espartanos los hubiesen arrojado desde la roca Tarpeya, si sus madres se hubiesen cansado de llevarlos en el seno, hoy la humanidad seria más pobre. Niego que un campeón olímpico valga más que un poeta contrahecho. En cuanto al sacrificio de custodiar en el vientre el feto de un campeón olímpico o de un poeta contrahecho, les recuerdo que así es como se propaga la especie humana, nos guste o no. Mi conclusión es: ¡culpable!”
Me encogí ante aquel grito. "



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