Nación criolla (fragmento)José Eduardo Agualusa
Nación criolla (fragmento)

"Lo sabía todo acerca de él, un científico austríaco, amigo mío, que había pasado muchos años estudiando la flora y la fauna en los matorrales de Angola, me había hablado con entusiasmo acerca de él: "En Luanda incluso el sol le obedece. Nada sucede en esa ciudad sin que el anciano lo desee" El grado de coronel que lucía con tanto orgullo -coronel, comandante en jefe de las provincias de Bié, Bailundo y Embo- no significa actualmente nada, más allá de ser un título honorífico, ya que Arcénio de Carpo no es un militar, ni ha visitado nunca esas provincias -provincias que de hecho no son leales al gobierno portugués- y además ninguna de cuyas casas tiene un simple ordenamiento.
Cuando se enteró de mi viaje, mi amigo insistió en escribir a Arcénio de Carpo. No sé que le escribió, pero no me sorprendería si le hubiera hablado acerca de la soledad de mi palacio parisino desde el que controlaba el decurso de las estrellas. Porque el tal Arcénico me recibió como si se tratara de un príncipe:
-"Caballero, usted permanecerá conmigo", dijo, señalando a la oscura fachada de la Glória y añadiendo, "No es un hotel, es un campo de esclavos."
Arcénio Pompilio de Carpo, nacido en Madeira e hijo de actores ambulantes, fue exiliado (según me contó) a Angola por un crimen de conciencia, o tal vez por un crimen real (según murmuran sus enemigos) Reside ahora en Cidade Alta, una espaciosa finca colonial de dos pisos, cuya planta baja está rodeada por un amplio balcón de madera. Por las tardes el balcón, con el fin de protegerlo de los efectos del sol, es cubierto con esteras de paja, llamadas en esta zona luandos o luangos, que preservan una temperatura templada a lo largo del día. Tan pronto como llegamos, Arcénio envió un chico a mis habitaciones para frotarme con ron de caña de azúcar, el único remedio (según dijo) capaz de prevenir las enfermedades causadas por el contacto con el agua de mar. "



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