La tercera palabra (fragmento)Alejandro Casona
La tercera palabra (fragmento)

"Marga. ¿Quién sabe? También en los libros pueden caber muchas cosas hermosas.
Pablo (tomando uno de la mesa) ¿Aquí dentro? Me gustaría verlo. Éste, por ejemplo, ¿qué es?
Marga.- Alguna novela de tus tías.
Pablo (lo abre al azar) A ver; lee en voz alta.
Marga.- "La condesa lloraba amargamente en el ala izquierda del castillo ...".
Pablo.- No me interesan las condesas lloronas ni el ala izquierda de los castillos. (Tira el libro y le entrega otro.) ¿Y éste?
Marga.- Los bárbaros- Caída del Imperio romano de Occidente.
Pablo.- ¿Cuándo se ha caído eso?
Marga.- Hace mil quinientos años.
Pablo.- ¿Y no han tenido tiempo de levantarlo otra vez? (Lo tira.) A paseo el Imperio romano de Occidente. Y van dos. ¿De qué trata este otro?
Marga.- Son versos.
Pablo.- ¿Versos? ¿Y eso qué es?
Marga.- No se puede explicar. ¿Quieres oír?
Pablo.- Dale. (Se sienta de un salto en la mesa con las piernas cruzadas.)
Marga.- ¿No estarías más cómodo aquí abajo sentado en esa silla?
Pablo.- Si estuviera más cómodo ahí abajo ya lo habría hecho. ¿O crees que soy tonto? ¡Dale!
Marga (lee en voz alta y clara) "¿Qué es esto?, dijo un niño mostrándome la yerba. ¿Y qué podía responderle yo? Porque tampoco yo sé decir lo que es la yerba. Tal vez es la bandera del amor tejida con un verde de esperanza; quizá un regalo que alguien perfumó... o tal vez un pañuelo para todos que ha dejado caer sobre la tierra Dios". (Pausa.) ¿Qué? ¿No dices nada?
Pablo.- Es extraño. No lo he entendido bien, pero he visto algo de repente, así como un relámpago... (Baja de la mesa.) ¿Dónde dice todo eso?
Marga.- Ahí.
Pablo.- ¿Aquí? ¿Quién lo ha escrito?
Marga.- Un gran poeta. Walt Whitman. ¿Te gusta?
Pablo.- No lo sé todavía. ¿Quieres repetirlo más despacio? (Se sienta a sus pies, apoyado, en sus rodillas, con una naturalidad que ella no puede rechazar pero que la desasosiega.)
Marga.- ¿Necesitas estar tan cerca para oír?
Pablo.- ¿Te hago daño?
Marga.- No. Pero... no quisiera hacértelo yo a ti
Pablo.- Por mí no te preocupes. Lee otra vez.
Marga dice nuevamente el poema, esta vez sin mirar libro. Pablo repite como un eco algunos versos, casi sin voz.
Marga.- "¿Qué es esto?, dijo un niño mostrándome la yerba.
¿Y qué podía responderle yo? Porque tampoco yo sé decir. lo que es la yerba...
Pablo.- Porque tampoco yo sé decir lo que es la yerba... Marga.- Tal vez es la bandera del amor, tejida con un verde de esperanza; quizá un regalo que alguien perfumó...
Pablo.- ...Quizá un regalo que alguien perfumó...
Marga.- O tal vez un pañuelo para todos...
Los dos.- Que ha dejado caer sobre la tierra Dios". (Nueva pausa.)
Marga.- ¿Lo has entendido ahora?
Pablo.- Ahora creo que sí. (Se levanta tomando el libro.) No era ningún imbécil el tipo éste, ¡eh! Habla de las cosas pequeñas como si fueran grandes; y además tiene el valor de la verdad.
Marga.- ¿Por qué lo dices?
Pablo.- Porque yo conozco la yerba desde que nací; la he respirado toda mi vida, he llegado hasta morderla con mis dientes... y sin embargo, "tampoco yo sabría decir lo que es la yerba". (Hojea el libro como un horizonte desconocido.) ¿Es así todo el libro?
Marga.- Todo. La Tierra y el Hombre frente a frente.
Pablo.- Estoy seguro de que a mi padre le hubiera gustado. ¿A ti también?
Marga.- Lo he leído cien veces. Es como un amigo.
Pablo.- Entonces, ¿Qué le vamos a hacer...? (Un poco como vencido.) Aprenderé a leer. "



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