Historia del erotismo (fragmento)Joseph-Marie Lo Duca
Historia del erotismo (fragmento)

"El acto de amar no es erótico en sí; pero su evocación, su invocación, su sugestión y aun su representación pueden serlo. El erotismo primitivo puede resumirse en un ensayo de nomenclatura de las partes del cuerpo libradas a los juegos de la pareja y a la clasificación de esos juegos en todas sus combinaciones, normales y anormales. Ese período se limita a un erotismo posicional, en el cuadro de la naturaleza y de las funciones que aseguran generalmente la continuación de la especie.
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Apartándose del compromiso o del equilibrio que garantizan su paz, el hombre corre el peligro en todo instante de caer en las dos formas opuestas de sobrevirilización y de subvirilización. Los estudios de Stekel, que aclaran el mecanismo bioquímico de ciertas neurosis sobre el plan viriloide, o las admirables observaciones de Butenandt que nos dan las fórmulas químicas de los andrógenos y los estrógenos no modifican la importancia de esa dualidad. El otro polo del erotismo viene enteramente de la interdicción que adornó, desde la más remota antigüedad, a las parejas del amor, a fuerza de secreto, de revelación posible, de tentación suspendida entre el bien y el mal. La desnudez oculta, y con mayor razón, el acto de amor sumergido en generalidades, constituyen los elementos más netos de la prohibición. “El prestigio del desnudo debía necesariamente resultar de ese valor de secreto y de peligro próximo, que le dan su cualidad de revelación nefasta y de medio mortal de tentación”, dijo Paul Valéry en un escorzo muy poco conocido y que no mira sino a la civilización occidental. El Oriente ha podido seguir las pasiones primordiales del hombre, entre las que, el sexo no es la menor, según una metafísica objetiva, para la cual “la unión del macho y de la hembra es el símbolo viviente de la unión de todas las fuerzas”.
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No nos dejemos engañar por la palabra “romanticismo”. Tomó, en el mecanismo de la historia, una significación que se relaciona más con las lágrimas de las prostitutas que con los temas caros a la escuela romántica. El amor pasión de Stendhal, llama que hicieron incandescente Julien Sorel, Madame de Renal o Matilde de la Mole, es más alta y más viva. No tiene ninguna relación con lo “irreal” del mundo literario, donde el amor se vuelve clave falsa. Las “mujeres fuertes” de ese mundo- observemos de paso que la “mujer débil” se ha virilizado, cambia de pareja con un brío y una violencia que el donjuanismo creía le estaba reservado. Carolina Michaelis sale de los brazos de un jacobino para arrojarse en los de August Schlegel, después en los de Schelling. La hija de Mendelson, Dorotea Veit, burguesamente casada con un banquero, prefirió súbitamente a Schlegel. Madame de Stael cantó a la Alemania de sus sueños que Augusto Schlegel encarnaba para ella, por todos los caminos de Europa. George Sand acumuló con aspereza los papeles de la mujer viril y de la amante en nombre de la “poesía” y de la “música”. Baudelaire no se dejó engañar; en términos menos líricos la llamó “la puta”, “esa letrina”. Sand es el prototipo del escritor romántico, tal como la crítica puede verlo por poco que consiga despabilarse. Para el público, su obra segrega lágrimas dulces para repartir; para los iniciados, por el contrario, su ego se revela en una pequeña novela, traducida a todas las lenguas, que ella realizó “bajo la sábana” con Alfred de Musset: Gamiani, una versión de Fantasio mucho más espontánea. Los dos grandes románticos se muestran en ella sin el aparato erótico caro a sus lectores fervientes, es decir sin velos ni puntillas adustas velando las carnes, apasionados y sensuales, con una chispa de imaginación que no rehúsa a la orgía ni a la muerte. No es un caso aislado. Todo bibliófilo avisado puede colocar al lado de la opera omnia de numerosos escritores, su infierno clandestino, exutorio necesario tal vez. No se osa aún ostentar, ese color de la literatura, esas tendencias hacia la novela escatológica, o de posiciones o mixta, que hicieron maravillas cien años más tarde. "



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