Montesquieu: La política y la historia (fragmento)Louis Althusser
Montesquieu: La política y la historia (fragmento)

"El honor no tiene nada que ver con la verdad, ni con la moral. Y parece chocar con todas las apariencias del propio honor, que exige franqueza, obediencia, urbanidad y generosidad. ¿Franqueza? El honor quiere la verdad en los discursos. ¿Pero es eso amor por ella? En absoluto. Ese amor por la verdad y la sencillez se encuentra en el pueblo, que no participa del honor, que no tiene honor, y que sólo quiere la verdad porque un hombre acostumbrado a decirla parece atrevido y libre. ¿La obediencia? El honor se la permite por sí mismo, no por ella, y no por la bondad o la virtud de la sumisión, sino porque ésta hace resaltar su propia grandeza, la decisión que ha tomado de someterse. La prueba es que este honor, tan sumiso, somete a su arbitrio los aspectos de las órdenes recibidas: desobedece a todos los que juzga deshonrosos, que tropiezan con sus leyes y sus códigos. ¿La urbanidad y generosidad, la grandeza del alma? Son deberes que obligan a todos los hombres para con sus semejantes, si deben vivir juntos y en paz. Pero, en el honor, no es de una fuente tan pura de donde la urbanidad acostumbra a tener su origen. Nace del ansia de distinguirse. Nosotros somos corteses por orgullo: nos sentimos halagados de tener modales que prueban que no vivimos en la bajeza, y que no hemos vivido con esa clase de gente abandonada en todas las edades. Y la misma generosidad, que parece desprenderse de la bondad, es sólo la prueba que un alma bien nacida quiere darse, dispensándola, de que es más grande que su fortuna, y olvidándola, de que está por encima de su rango; como si la generosidad pudiera negar esa ventaja del rango, que hay que poseer para darse el gusto de negarlo. Todas las apariencias de la virtud se trastornan. Y es porque el honor no está sometido a la virtud, sino que la somete a sí. Este extraño honor hace de las virtudes lo que él quiere; por su cuenta, pone reglas a todo lo que nos está prescrito; extiende o limita nuestros deberes según su fantasía, tanto si tienen su fuente en la religión como en la política o la moral. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com