Artículos periodísticos (fragmento)Karl Marx
Artículos periodísticos (fragmento)

"Igual que solían considerar al emperador padre de China, sus regidores tenían una relación paternal con las provincias que administraban. Pero esta autoridad patriarcal, único lazo moral que cohesiona la vasta maquinaria del Estado, se ha ido corroyendo gradualmente por la corrupción de los regidores, que han acumulado grandes ganancias haciendo la vista gorda con el contrabando de opio. Esto ha ocurrido principalmente en las mismas provincias del sur donde empezó la rebelión. Casi no hace falta decir que, en la medida en que el opio ha ido imponiendo su soberanía sobre los chinos, el emperador y su gobierno de pedantes mandarines han ido perdiendo la suya. Da la impresión de que la historia tenía que emborrachar primero a todo su pueblo para luego despertarlo de su estupidez hereditaria.
Aunque apenas se produjo en tiempos remotos, la importación de algodón inglés y, en menor medida, de lana inglesa viene aumentando rápidamente desde 1833, época en que el monopolio del comercio con China pasó de la Compañía de las Indias Orientales a empresas privadas, y en mucha mayor escala a partir de 1840, cuando otras naciones y especialmente la nuestra consiguieron mayor participación en el comercio chino. La introducción de productos manufacturados extranjeros ha tenido un efecto similar en la industria china al que anteriormente tuvo en Persia, la India y Asia Menor. En China, tejedoras e hilanderas han sufrido enormemente la competencia extranjera y la comunidad se ha desestabilizado en la misma proporción.
El tributo pagado a Inglaterra tras la infortunada guerra de 1840, el gran e improductivo consumo de opio, la fuga de metales preciosos que ha ocasionado, la destructiva influencia de la competencia extranjera en las manufacturas autóctonas, la inmoralidad de la administración pública, han tenido dos consecuencias: los viejos tributos son cada vez más onerosos y acuciantes, y han surgido otros nuevos. Por ejemplo, en un decreto fechado en Pekín el 5 de enero de 1853, el emperador cursa a los virreyes y gobernadores de las provincias meridionales de Wuchang y Hanyang la orden de suspender y posponer el cobro de impuestos, y, especialmente, de no recaudar nunca una cantidad superior a la debida, porque de otra manera, dice el decreto, «¿Cómo iban los pobres a soportarlo? Así tal vez —prosigue el emperador— pueda mi pueblo, en un período de privaciones y miseria generalizadas, librarse del mal de la persecución y hostigamiento de los recaudadores de impuestos». Este lenguaje, y estas concesiones, recordamos habérselo oído a Austria, la China de Alemania, en 1848.
Todos estos agentes disolventes actuaron conjuntamente en las finanzas, la moral, la industria y la estructura política de China, se manifestaron plenamente en 1840 con los cañones ingleses, que quebraron la autoridad del emperador, y han obligado al Imperio Celeste a entrar en contacto con el mundo terrenal. El aislamiento completo era condición esencial para la preservación de la Vieja China. Ese aislamiento llegó a su violento final a causa de Inglaterra, y es tan seguro que le seguirá la disolución como que una momia se desintegra al entrar en contacto con el aire aunque esté cuidadosamente preservada en un ataúd herméticamente sellado. Después de que Inglaterra haya sido uno de los causantes de la revolución china, la cuestión es cómo reaccionará con la propia Inglaterra esa revolución llegado el momento, y a través de Inglaterra, con Europa. Una cuestión que no es de difícil solución. "



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