Crónica sentimental en rojo (fragmento)Francisco González Ledesma
Crónica sentimental en rojo (fragmento)

"Le explicó que Oscar Bassegoda leía con las dos viejos libros que hablaban de ambientes victorianos, de mujeres con corsé, de niñas doceañeras empaladas por formidables y caballerescos miembros. Luego hacía que las dos se pegasen, que se arrancaran los vestidos, y cuando estaban en lo más violento saltaba sobre ambas y las iba penetrando por turno, hasta que alguna tenía la suerte de hacerle terminar. También ponía a una de las dos a cuatro patas en el suelo, la montaba a caballo y la obligaba a dar vueltas a la habitación, con feroces golpes en las nalgas. Cuando Encarnita, por ejemplo, no podía más, la cambiaba por Susi. Tiraba de sus cabelleras hacia atrás y las forzaba a mirar de frente en los espejos sus caras de sufrimiento, de cansancio, en las que ellas aún trataban de dibujar el perfil de una sonrisa. Era un hombre del viejo tiempo, del Gran Dinero y del Gran Falo. Las mujeres no existían para él: eran piezas sueltas ensambladas por el milagro del semen, eran anos, bocas, muslos, monturas que nunca resultaron frágiles. Por la pequeña habitación, mientras la Susi hablaba, pasaba un aire en el que flotaban luces opacas, figuras castigadas a taconazos, voces de ordeno y mando y susurros de obediencia. Allí estaba la historia que no se escribe, que es siempre la historia que de verdad se ha vívido. "


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