Sin nombre "Una pesadilla te asalta con frecuencia: llega un hombre herido, por la noche, a tu casa -sitúas el agujero en el pecho, a la izquierda... Su sangre al brotar mancha tu puerta, al apoyarse, casi desvaneciéndose... Quiere que le dejes entrar. Es como el alma de un amante muerto y resucitado hambriento aún sólo que no está muerto. Y aunque el vello en tus brazos se eriza y un aire frío que de él proviene cruza tu umbral, no has visto a nadie más vivo que él cuando te toca, apenas roza tu mano con la izquierda suya, su mano limpia, y un "por favor" susurra, en cualquier idioma... Tú no eres médico ni nada parecido. Has llevado una vida normal, lo que un observador llamaría "sin tacha". Detrás, en la mesa, hay un cuenco con fruta, una silla, un cuchillo, un plato con pan... Es primavera, y el viento de la noche huele, húmedo, a marga removida y a flores tempranas. La luna irradia su belleza que como belleza ves al fin, tan cálida y ofreciéndolo todo. ... Sólo hay que tomarlo. Oyes ladrar perros distantes. La puerta está entreabierta o entrecerrada: así permanece y tú no puedes despertar." epdlp.com |