La clase (fragmento)Hermann Ungar
La clase (fragmento)

"En los ojos de los muchachos atisbó el lujurioso deseo de franquear la barrera y acercarse a él. En la medida que habían comprendido que no perdería las riendas de su vasto dominio y que era imposible forzar la situación, trataban de actuar con astucia. Le seguían por la calle. A la larga era imposible impedirles que vieran a Selma, a pesar de las precauciones que tomase al respecto. Debían saber de su existencia y en el ínterin le miraban con la severa expresión que un discípulo ha de adoptar ante su profesor mientras sus pensamientos lascivos se enseñoreaban en torno a las íntimas circunstancias de su matrimonio. Podrían estar desnudándolo mentalmente, cerciorándose de la realidad de su demacrada carne e imaginándolo yacer con Selma en posturas semejantes a las que adoptaba cualquier can en la calle. Una vez llegaron incluso a conocer a Selma vestida de forma que su vestimenta insinuaba sus redondeces, las cuales fueron objeto de su calenturienta imaginación. Debería estar prohibido que pudieran ver a Selma. Como el comandante de una fortaleza sitiada, debería controlar toda la tierra a su alrededor, especialmente la fértil en medio de un desierto, valiéndose de cualquier medio tendente a la rendición incondicional de su enemigo.
Entre él y sus alumnos no habría más relación que la estrictamente profesional, la cual venía avalada por una serie de normas y procedimientos establecidos. Toda vez que consintiera el menor vestigio de extralimitación por parte de sus alumnos en relación a las lindes en las que operaban dichas normas sería imposible cualquier veleidad de retorno a la normalidad. La relación impersonal con independencia de los roles individuales propios de la dualidad alumno-profesor habría sido reemplazada por una perniciosa relación personal. Debería mostrarse despiadado si los chicos trataban de coaccionarlo de alguna forma, como un pescado atrapado en las mallas de una red, en una conversación privada. "



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