Brevísima relación de la destrucción de las Indias (fragmento)Bartolomé de Las Casas
Brevísima relación de la destrucción de las Indias (fragmento)

"Pues habemos interpuesto en esta nuestra historia el descubrimiento de las islas Fortunadas o de Canaria y de la gente dellas, porque haya dellas noticia alguna en nuestro vulgar castellano, pues ni en él, ni en historia escripta en latín, se hallará escripto tan particularmente ni tan a la larga lo que aquí habemos dicho dellas, y parece no ser fuera
de propósito referillo, como quiera que cada día, hablando destas Indias, hemos de topar con ellas, por la misma razón me ha parecido escribir también algo de las islas y tierras deste mar Océano, adonde nos acaece veces frecuentes aportar, puesto que pertenezcan a los portogueses. Estas son las islas de la Madera, y la que llaman Puerto Santo, y las que decimos de los Azores, y las de Cabo Verde; y también la navegación y descubrimiento que hicieron los portogueses, y cuándo la comenzaron por la costa de Guinea, y en qué tiempo se descubrió el cabo de Buena Esperanza, de que muchas veces habemos arriba tocado: cuya noticia, según estimo, a los que son amigos de saber cosas antiguas no será desagradable.
Para lo cual, es primero de suponer que en tiempo del rey D. Juan de Portogal, primero desde nombre, y del rey D. Juan el segundo de Castilla, que reinaron por el año de 1400 de nuestro Salvador Jesucristo, aunque el rey D. Juan de Castilla comenzó a reinar por el año de 407, no estaba descubierto, de la costa de África y Etiopía, a la parte
del Océano, más de hasta el cabo o promontorio que llamaban en aquellos tiempos el cabo de No, cuasi queriendo decir que ya, de allí adelante, o no había más tierra, o que no era posible adelante de allí pasar, por el temor que toda España entonces tenía de navegar, apartándose de tierra, porque no solían ni osaban hacerse o engolfarse, apartándose de tierra, a la mar, como de aquel cabo adelante vuelva la tierra, encorvándose a la mano izquierda, cuasi atrás y, no viendo la tierra cada hora, temblaban y creían que de allí adelante todo era mar: y tanto se temía por los navegantes apartarse de la tierra y pasar de aquel cabo de No adelante, que había este proverbio entre los portogueses marineros: Quem passar o cabo de Nam, ou tornara ou nam; quien pasare el cabo de No o volverá o no. Y aunque por las tablas de Ptolomeo se había o tenía noticia del promontorio o cabo Hesperionceras, que agora nombramos de Buena Esperanza, dudábase si la tierra de África, por aqueste Océano, se continuaba con la del dicho cabo de Buena Esperanza. Está aquel cabo de No frontero y cuasi en reglera con la isla de Lanzarote, que es de las primeras de las Canarias, como arriba se dijo, leste gueste o de Oriente a Poniente, y dista della cincuenta leguas.
Y porque cuando Dios quiere dar licencia a las cosas para que parezcan, si están ocultas, o se hagan, si según su divinal decreto conviene hacerse para gloria suya y provecho de los hombres, suele proveer de las necesarias ocasiones, por ende aparejó para esto la siguiente ocasión: En este tiempo, el dicho rey D. Juan de Portogal, determinó de pasar con ejército allende del mar, contra los moros, donde tomó la
ciudad de Cepta, llevando consigo al infante D. Enrique, su hijo, el menor de tres que tenía, el cual, según las historias portoguesas, era muy virtuoso, buen cristiano y aun virgen, según dicen, celoso de la dilatación de la fe y culto divino, aficionado mucho a hacer guerra a los moros. "



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