Leifs

Jón Leifs


 Islandia | 1899-1968





1928 Danzas Islandesas 1º y 2º Mov.
1961 Hekla, op. 52


Biografía:
    Compositor islandés de gélido color instrumental. Así suenan sus Tres cuadros abstractos, una obra bellísima, digna de un miniaturista de primera. Lo épico siempre ha tentado a la música. Con la cima inalcanzable de El anillo del nibelungo de Wagner, distintos autores han tratado de introducir la mitología en sus músicas, o viceversa, fuera esta nacional o universal. En el siglo XX tenemos unos cuantos ejemplos de lo uno y de lo otro, Kullervo o las Cuatro leyendas del Kalevala de Sibelius y La epopeya de Gilgamés de Martinu podrían serlo, y bien claros, de esa relación directa entre los sonidos y las historias originarias. Para el islandés Jón Leifs, los viejos textos fundacionales fueron una obsesión. En 1935 comenzó a trabajar en Edda, una obra que se prometía gigantesca sobre el Völuspá, aunque luego añadiría material de otras fuentes édicas distintas. En 1939 comenzaba Edda I -primera parte del proyecto- que sería terminada en 1942 y estrenada diez años después, parcialmente, en Copenhage. Edda II le mantendría ocupado entre 1951 y 1966 para dejar incompleta Edda III a su muerte. Su anhelo hubiera sido terminar el ciclo édico que comienza en la creación del mundo y concluye con el anuncio de su destrucción. Edda I está compuesta por trece fragmentos que narran la creación -mar, tierra, cielo, sol, día, noche…- y que presentan personajes como Ymir -el primer gigante-, la vaca Audhumla, que le nutre con cuatro ríos de leche, Odín o Askur y Embla -que son los Adán y Eva nórdicos. Un tenor, un bajo y, sobre todo, un coro al que se le exige que sea, al mismo tiempo, flexible y rotundo, se unen a una orquesta siempre punzante en un fresco de indudable interés que abre un horizonte distinto en la música del siglo XX. Leifs asume sus influencias -de Stravinski a Orff- de un modo tal que no ahoga una personalidad indudable y, sobre todo, un universo sonoro espectacular, de una expresividad entre lírica y salvaje, extrañamente poderosa e inevitablemente atrayente. Jón Leifs es recordado principalmente por la cataclísmica Hekla, uno de los crescendos sinfónicos más espectaculares que se hayan compuesto.  © Pablo Batallán



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