1973 | 37 años Muerte sonríe al asesino, La La morte ha sorriso all'assassino D: Joe D'Amato M: Berto Pisano |
1979 | 43 años Imagen de un convento Immagini di un convento D: Joe D'Amato M: Nico Fidenco |
1979 | 43 años Titanes de la guerra Duri a morire D: Joe D'Amato M: Stelvio Cipriani |
1979 | 43 años Demencia Buio Omega D: Joe D'Amato M: Claudio Simonetti |
1981 | 45 años Absurd. Terror sin límite Rosso sangue D: Joe D'Amato M: Carlo Maria Cordio |
1982 | 46 años Ator el poderoso Ator L'invincibile D: Joe D'Amato M: Carlo Maria Cordio |
1983 | 47 años Bronx, Lucha final Bronx, lotta finale D: Joe D'Amato M: Carlo Maria Cordio |
1984 | 48 años Ator 2 el invencible Ator 2 L`invincibile Orion D: Joe D'Amato M: Carlo Rustichelli |
Otros Films: 1972 SOLLAZZEVOLI STORIE DI MOGLI GAUDENTI E MARITI PENITENTI - DECAMERON Nº 69 1973 PUÑOS, PIRATAS Y KARATE 1974 VALIENTES EN EL INFIERNO 1975 GIUBBE ROSSE 1975 VENGANZA DE MUJER 1976 EMANUELLE NEGRA SE VA A ORIENTE 1976 VOTO DI CASTITÀ 1977 EL GINECÓLOGO DE LA MUTUA 1977 EMANUELLE ALREDEDOR DEL MUNDO 1980 PARADISO BLU 1981 LA VOGLIA 1985 EL DESPERTAR DEL PLACER 1986 LUSSURIA 1986 UNA MONJA EN PECADO 1987 ELEVEN DAYS, ELEVEN NIGHTS 1988 DIRTY LOVE 1989 EL CAFÉ DEL ÁNGEL AZUL 1990 ANY TIME, ANY PLAY 1991 FRANKENSTEIN 2000 - RITORNO DALLA MORTE 1992 FRANCESCA'S CASTLE 1993 CHINESE KAMASUTRA 1994 CHINA AND SEX 1995 DON SALVATORE - L'ULTIMO SICILIANO 1996 ROMEO E GIULIETTA 1997 ROCKY 2: EL REGRESO 1998 BLOW UP 1998 LOVER 1999 I PREDATORI DELLE ANTILLE Biografía: Realizador cinematográfico italiano, de nombre real Aristide Massaccesi. Fue el más prolífico destajista del cine italiano en el último cuarto del siglo XX, con alrededor de doscientos filmes como director en su haber; desempeñó asimismo cometidos de director de fotografía, guionista, montador, asistente de dirección y actor. La calidad cinematográfica fue ajena a sus intereses: indiferente al menor atisbo de puesta en escena, de posibilidad de estilo o de mera tentativa de factura industrial, D'Amato involucionó de un academicismo rutinario a las más profundas simas de abyección creativa, atrapado en sus últimos años en subproductos pornográficos destinados al vídeo. No obstante, una serie de singularidades, de aspectos insólitos y contraculturales, reivindican su figura entre algunos sectores de cinéfilos. Debuta como director en 1972. Su primera película destacable es "La muerte sonríe al asesino" (1973), dominada por la magnética presencia del gran actor Klaus Kinski. No obstante, tras este trabajo que apuntaba algunas maneras, D'Amato se hunde rápidamente en el cine de explotación más burdo. La flauta del éxito comercial le sonará con "Emanuelle negra se va al Oriente" (1976): se trata de la segunda entrega de una nueva serie en clave racial obviamente deudora de la execrable y germinal "Emmanuelle" de Jaeckin: la Emanuelle negra interpretada por Laura Gemser. Alentado por la buena acogida del filme, D'Amato volverá a la carga con un puñado de nuevas entregas sobre el personaje privadas del menor interés, con la excepción, quizá, de "Emanuelle y los últimos caníbales" (1977), imposible mixtura de erotismo y canibalismo, perpetrada con especial oportunismo tras el auge del subgénero "cine de caníbales". Su ritmo de trabajo se recrudece: en 1980 dirige nueve filmes. En consecuencia, la calidad de su cine sigue descendiendo. Y, contra todo pronóstico, la condición de "autor de culto" comienza a irrumpir entre los consumidores del vídeo: tras la sala de cine, sus películas parecen gozar de una "segunda vida" en los estantes del videoclub, auténticos balones de oxígeno del celuloide barato durante la década de 1980. Aunque suele firmar sus películas con seudónimos dispares, David Hills, Alexander Boroscky, James Burke, su no-estilo ya aparece plenamente codificado: realice un filme erótico del calibre de "Calígula 3" o una fantasía heroica como "Ator el poderoso" (1982), el sello D'Amato persiste impasible: una absoluta incoherencia interna, un paupérrimo no-sentido del espacio fílmico, una perpetua sumisión a los golpes de efecto, sin mayor consistencia. Al igual que Lucio Fulci en sus inextricables filmes terroríficos rodados entre 1980 y 1982 (por lo demás los más valorados de su filmografía), la obra de Joe D'Amato gana en adeptos conforme sus resultados, en un sentido normativo, son cada vez más contrarios a la mera razón. La década de 1990, en fin, supone la apoteosis de todos estos tics: va abandonando poco a poco el cine hasta instalarse en el vídeo, lo que le permite acoplarse a unas condiciones bien peculiares de trabajo: rodajes relámpago, presupuestos mínimos, absoluto desprecio de las reglas escolares del cine; pasión, en definitiva, por filmar, por practicar un voyerismo narcotizador y turbio, meramente respaldado por el pretexto industrial. De aquí a su prematura muerte, la existencia de Joe D'Amato se limitará a grabar plano tras plano, película tras película: en 1996, 23 filmes; en 1997, 26; en 1998, 22. © José Antonio Bielsa |