1973 | 35 años La maman et la putain La maman et la putain D: Jean Eustache M: - - Jacques Offenbach |
1974 | 36 años Mes petites amoureuses Mes petites amoureuses D: Jean Eustache M: - - Charles Trenet |
Otros Films: 1977 UNE SALE HISTOIRE Biografía: Director de cine francés, nacido en Pessac. Marcado por una conflictiva infancia, recala en París a los diecisiete años, donde sobrevive durante un tiempo recurriendo a la mendicidad. En 1962 se le brinda la oportunidad de trabajar como asistente en el mundo de la televisión, pero pocos meses después abandona dicho empleo e invierte sus escasos ahorros en la realización del mediometraje en blanco y negro Les mauvaises frequentations. Premiado en el Festival de Evian, este filme es visto por el cineasta Jean-Luc Godard, quien con entusiasmo promueve la siguiente obra de Eustache, Le Pere Noel a les yeux bleus, erigida pronto en manifiesto fundacional de la escuela “nouveau naturel”. Heredera de los hallazgos expresivos de la “nouvelle vague” capitaneada por Godard, esta corriente cinematográfica se caracteriza por su afán provocador en contenidos y aspectos formales, que intenta quebrar las fronteras entre ficción y documental mediante largos planos fijos, los cuales dejan paso a una cálida sensibilidad, a la vez que plantea un agitado debate en torno a la abstracción cinematográfica. Sin ningún interés por cautivar al público mayoritario, al que sólo hace ligeros guiños cómplices en Mes petites amoreuses, Eustache recluye sus propuestas en la marginalidad hasta el extremo de que Número Zero será voluntariamente producido para quedar inédito. Fiel a ese ideario, incluso su filmografía más comercial se compone de largometrajes rodados en un día y con un máximo de dos planos, caso de la inusual visión vanguardista sobre la matanza de cerdos en los pueblos que es Le cochon. En cambio, con La maman et la putain (1973), cuyo disuasorio metraje se acercaba a las cuatro horas y que rodó empujado por la rabia de ver frustrarse su deseo de sacar adelante otro proyecto, logra una no buscada popularidad tras conseguir el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, frente a unos espectadores y críticos claramente divididos en sus apreciaciones. Este canto nihilista, uno de los más personales y singulares de la década de los setenta, fue también piedra de escándalo por su patente hedonismo y truculencia verbal, evocadores de la polémica obra narrativa de Céline y Henry Miller. Víctima de una depresión, provocada en parte por un receso de cuatro años en su carrera, se suicidaría en 1981 dejando a Jacques Rivette como único representante en activo de la “nouveau naturel”. © L.F.C. |