1953 | 32 años Juzgado permanente Juzgado permanente D: Joaquín Romero Marchent M: Ricardo Lamote de Grignon |
1957 | 36 años Hombre que viajaba despacito, El Hombre que viajaba despacito, El D: Joaquín Romero Marchent M: Jesús Franco & Enrique Pinilla |
1958 | 37 años Hombre del paraguas blanco, El Hombre del paraguas blanco, El D: Joaquín Romero Marchent M: Carlo Innocenzi |
1972 | 51 años Condenados a vivir Condenados a vivir D: Joaquín Romero Marchent M: Carmelo Bernaola |
Otros Films: 1954 SOR ANGELICA 1955 EL COYOTE 1956 LA JUSTICIA DEL COYOTE 1959 FULANO Y MENGANO 1962 CABALGANDO HACIA LA MUERTE 1963 TRES HOMBRES BUENOS 1964 ANTES LLEGA LA MUERTE 1964 LA VENGANZA DEL ZORRO 1965 AVENTURAS EN EL OESTE 1966 EL AVENTURERO DE GUAYNAS 1966 EL SABOR DE LA VENGANZA 1966 LA MUERTE CUMPLE CONDENA 1968 FEDRA WEST 1973 EL JUEGO DEL ADULTERIO 1975 EL CLAN DE LOS NAZARENOS 1980 DESPIDO IMPROCEDENTE 1984 LAS FANTASIAS DE CUNY Biografía: Director, productor y guionista español nacido en Madrid. Perteneciente a una amplia familia de cineastas, su labor abarcó muy diversas facetas pero es recordado especialmente por sus trabajos en el wéstern español, que ayudó a crear en 1955 con El Coyote y La justicia del Coyote, películas de encargo que se rodaron simultáneamente. En colaboración con su ayudante Jesús Franco, escribía por la mañana lo que debía rodarse por la tarde, y la confusión entre ambas películas hizo que en ocasiones aparecieran personajes que ya habían muerto en algún tiroteo previo. Pero en sus siguientes trabajos, Tres hombres buenos (1963), La venganza del Zorro (1964), Antes llega la muerte (1964) y El sabor de la venganza (1966) y fue precisamente el cuidado en la puesta en escena lo que caracterizó su estilo, además de cierto tono moralizante. En su opinión, en el Oeste sucedieron los mismos dramas humanos que en cualquier otra época y lugar; de esta forma el sadismo habitual del género, primordial en lo que el cine italiano convertiría en el spaghetti-western, daba paso en las películas de Romero Marchent a cierto costumbrismo no exento de ambiciones trascendentes. Es significativa en este sentido su adaptación del mito de Fedra en Fedra West (1968), rebautizada en Italia como, Yo no perdono… mato. Los 12 capítulos que a mediados de los años setenta dirigió para la serie Curro Jiménez dieron cuenta de su buen oficio en un género en el que, paradójicamente, nunca había soñado especializarse. En sus agridulces comedias con ribetes de humor absurdo, El hombre que viajaba despacito (1957) con Gila, y El hombre del paraguas blanco (1958) con José Luis Ozores, próximas al cine del primer Berlanga, aunque sin la ácida ironía del maestro valenciano, Romero Marchent componía personajes buenos e inocentes, como los presidiarios condenados por error, Fulano y Mengano (1959), que tras ser liberados se topan con el rechazo social aunque también con seres amables y solidarios, tan pobres como ellos. Vistas hoy, estas películas ofrecen una información sociológica de la España del momento, no del todo involuntaria, que las enriquece. © Diego Galán |