![]() © epdlp 1968 | 25 años Fábrica Tipel Fresco. Marconi, 2. Parets del Vallès (con Eduardo Arranz-Bravo) | ![]() © epdlp 1978 | 35 años Sociedad Cultural la Barcarola Fresco. Aurora, 11 bis (Barcelona) (con Eduardo Arranz-Bravo) |
![]() © epdlp 1993 | 50 años Dona que es banya Mármol blanco. Parc de la Trinitat (Barcelona) 1.40 x 0.90 x 0.60 m. | ![]() 1999 | 56 años Alfa & Omega Hierro. Passeig de Colom, s/n. Torredembarra 12 m. |
Biografía: Escultor y pintor español nacido en Pamplona. Fue un artista prolífico y genial, insobornable miembro de la generación de los sesenta, tanto en su práctica artística como en su trayectoria vital. Su intervención, junto al que fue su pareja artística, Eduardo Arranz-Bravo, en la fábrica de pinturas Tipel, en Parets del Vallès, define por sí sola el pop español y también el espíritu de unos años en los que casi todo parecía posible, incluso que un empresario encargara a dos artistas que, literalmente, le pintaran la empresa. Los 2.000 metros cuadrados de formas sorprendentes pintadas con los colores más llamativos están para siempre en la memoria de millones de personas. No sin razón fue calificada por un crítico como la mayor obra pop del mundo. Rafael Bartolozzi llegó a Barcelona en 1962 para estudiar Bellas Artes y pronto su primera fascinación por la abstracción, por la obra de los Tàpies, Millares o Saura quedó eclipsada por la emergencia del movimiento pop y la nueva figuración. En los setenta mantuvo una relación simbiótica con Arranz-Bravo. Eran una marca de fábrica, trabajaban y exponían juntos, hasta el punto de que, de cara al público, eran una especie de sociedad cooperativa que parecía indisoluble y de la que había paralelismos en el panorama artístico español, como el Equipo Crónica. Pero se rompió al entrar en los ochenta. Su consagración individual le llegó al ser escogido como representante de España en la Bienal de Venecia. Para entonces, Bartolozzi había empezado a dejar atrás los aspectos más pop de su obra y se inclinaba hacia el informalismo, aunque siempre anclado en la figuración. A finales de los ochenta se instala en Vespella de Gaià, un pequeño pueblo de Tarragona, entre pinos, olivos y algarrobos, un árbol, este último, con el que se identificaba porque, según la leyenda, necesita ver el mar. Y se inserta de tal manera en este paisaje entre griego y romano que, en un momento dado, Bartolozzi decide convertirse en alcalde. Se presenta a las elecciones, las gana y transforma el pueblo en una experiencia artística. Atraídos por el invento, poco a poco llegan otros creadores, como el realizador Bigas Luna. Su obra posterior, en especial la serie de pinturas expresionistas bautizada como El incendio, queda como uno de los momentos insuperables de su carrera, así como la serie siguiente, en la que la vida renace de entre las cenizas y los brotes verdes surgen del negro carbón. Su escultura gigante Alfa & Omega, en el mar, frente a la playa de Torredembarra, también es hija de este episodio. © José María Martí |