Berruguete

Pedro Berruguete


 España | 1450-1503




1475 | 25 años
Federico de Montefeltro y su hijo Guidobaldo
Óleo sobre tabla.
Galería de las Marcas. Urbino
136 x 82 cm.



1483 | 33 años
San Pedro mártir en oración
Óleo sobre tabla.
Museo del Prado. Madrid
133 x 86 cm.



1485 | 35 años
David
Óleo sobre tabla.
Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava
97 x 60 cm.



1488 | 38 años
David
Óleo sobre tabla.
Museo de Santa María. Becerril de Campos




Biografía:
    Pintor español que desarrolló su actividad en la época de los Reyes Católicos. Fue el principal introductor de la estética del primer renacimiento en la escuela española. Nació en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1450 y, tras iniciar su formación en Castilla, la completó en los Países Bajos, probablemente con Justo de Gante (Joos van Wassenhove). Con este artista trabajó en la Corte de Federico de Montefeltro en Urbino, donde también coincidió con los italianos Piero della Francesca y Francesco di Giorgio Martini. Allí participó en la decoración del gabinete de estudio del palacio del duque de Urbino, pintando retratos y alegorías de las artes liberales. A su regreso a España, hacia 1483, realizó algunas obras para la colegiata burgalesa de Santa María del Campo. También trabajó en la catedral de Toledo y, en la última etapa de su vida, pintó el retablo mayor del convento de Santo Tomás de Ávila y el de la catedral de dicha ciudad. El arte de Berruguete es la más temprana y fiel representación en España del nuevo lenguaje renacentista, creado por los artistas florentinos del quattrocento. La preocupación por el espacio y por la representación armónica y bella, propias del arte italiano de esa época, se suman al interés por la realidad y por la descripción minuciosa del detalle, características del gusto flamenco. En su producción destaca también su correcto y enérgico dibujo, así como su dominio de la técnica del óleo, con la que logra magníficos efectos táctiles en la representación de la materia. Autor en Italia de obras refinadas, de concepción monumental y espacial plenamente renacentistas (Solón, Museo del Louvre, París; Federico de Montefeltro con su corte, Colección Windsor, Inglaterra; La gramática, National Gallery, Londres), tras su regreso a tierras españolas su estilo sufrió una evolución para adecuarse a la clientela castellana de la época, más interesada por la intensidad expresiva y por la representación de lo concreto, y por una pintura vinculada fundamentalmente a los valores religiosos: Las tentaciones de santo Tomás, retablo mayor de Santo Tomás, Ávila; La flagelación, retablo de la catedral de Ávila; Anunciación, Cartuja de Miraflores, Burgos; Auto de Fe y San Pedro mártir; ambos en el Museo del Prado, Madrid.  © M.E.



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