Juan Bautista Maíno


 España | 1581-1649




1613 | 32 años
La Adoración de los Magos
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
315 x 174 cm.



1620 | 39 años
Santa Catalina de Siena
Óleo sobre tabla.
Museo de Vilanova i la Geltrú
118 x 92 cm.



1630 | 49 años
Resurrección de Cristo
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
295 x 174 cm.



1635 | 54 años
Recuperación de la Bahía del Brasil
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
309 x 381 cm.



Biografía:
    Pintor español, nacido en Pastrana en 1581 y muerto en Madrid en 1649. Fue hijo del milanés Juan Bautista Mayno y de la pastranera Ana de Castro. Su padre, también pintor, llegó a la villa alcarreña atraído por la prosperidad de la misma y por los encargos del duque, Ruy Gómez de Silva, que necesitaba artistas para sus recién instaladas fábricas de seda y de tapices. Realizó su formación en Italia, país al que fue enviado muy joven; allí conoció la obra de Caravaggio y Gentileschi, influencias presentes en su obra, sobre todo en el gusto naturalista y en la elaboración de algunos escorzos. Pero sobre todo, se relacionó con el círculo de los pintores clasicistas; conoció personalmente a Aníbal Carracci y Guido Reni, que dejaron importantes influencias en su obra. Su estilo conjuga todas estas lecciones con una interpretación personal del color, siempre claro y de armonías singulares, y en las formas de las figuras, con tendencias a los volúmenes escultóricos. Muestra igualmente un gusto por el estudio de las calidades de las cosas propio de la pintura flamenca. De vuelta a España, se tienen noticias suyas en 1611, cuando practicaba la pintura en la catedral de Toledo. En 1613 toma el hábito de la Orden de los Dominicos e ingresa en el convento de San Pedro Mártir de Toledo; un año antes había permanecido en esta comunidad al pintar el gran retablo mayor de la iglesia y un importante número de pinturas al fresco. En su obra, escasa en numero, destaca el Retablo del convento de Pastrana, obra de dos lienzos, realizado poco después de su vuelta de Italia, en el que muestra una tendencia al clasicismo y sus peculiares tonos claros; posterior es el Retablo de los Dominicos de Toledo de 1612 (Museo del Prado, de Vilanova i Geltrú y de Toledo) y los lienzos de La Adoración de los Pastores, La Adoración de los Reyes y La resurrección y El Pentecostés, todos ellos en el Museo del Prado. Para el salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, pintó en 1635 la Recuperación de Bahía del Brasil, de tonos claros y luminosos. Igualmente fue muy apreciado como retratista. Realizó sobre todo obras de pequeño formato como el Retrato de Caballero conservado en el museo del Prado, o el San Francisco del Museo de Grenoble.  © Esther Alegre Carvajal



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