El gobio sabio (fragmento)Mijaíl Saltikov-Schedrin
El gobio sabio (fragmento)

"Se equivocan quienes suponen que únicamente pueden considerarse dignos ciudadanos los gobios que, enloquecidos de espanto, permanecen metidos en sus madrigueras, siempre temblando. No, ésos no son ciudadanos, sino, como mínimo, gobios inútiles. No le dan a nadie ni frío ni calor, ni lustre ni deshonor, ni gloria ni oprobio..., viven, comen y ocupan un sitio en el mundo inútilmente.
Todo aquello aparecía ante él con tan clara nitidez, que de pronto le acometió un vehemente deseo: ¡Salir de la madriguera y pasearse altanero por todo el río! Pero al momento, volvió a sentir miedo. Y comenzó a morir entre temblores. Temblando había vivido y temblando moría.
En un instante, toda su vida desfiló ante sus ojos. ¿Qué alegrías había tenido? ¿A quién había dado consuelo? ¿A quién, un buen consejo? ¿A quién, una palabra cariñosa? ¿A quién, cobijo, amparo, aliento? ¿Quién había oído hablar de él? ¿Quién recordaba que él existía?
Y a todas aquellas preguntas, hubo de contestar: a nadie, nadie...
Había vivido y temblado, y nada más. Incluso ahora, cuando estaba a las puertas de la muerte, continuaba temblando, sin saber él mismo por qué. Su madriguera era obscura, angosta, no había sitio ni para removerse, no entraba en ella ni un rayito de sol, no se sentía allí calor.
Oía el rumoreo de otros peces que iban y venían ante su agujero; tal vez fuesen gobios como él, pero ninguno se interesaba por el viejo. Ni a uno solo se le ocurría pensar: "Voy a preguntarle al gobio sabio cómo se las ha arreglado para vivir más de cien años, sin que el lucio se lo tragara, ni el cangrejo lo partiera con sus tenazas, ni los pescadores lo atraparan con sus anzuelos." Todos pasaban de largo, ¡ y quizás no supieran que en aquella madriguera acababa sus días el gobio sabio!
Y lo más doloroso de todo: no oír siquiera que alguien le llamase sabio. Decían simplemente: "¿Habéis oído hablar de ese mentecato, que ni come ni bebe, ni visita a nadie ni se relaciona con ninguno de nosotros y no hace otra cosa que guardar su vida asquerosa?" Y muchos le llamaban sencillamente tonto y vergüenza del río, y se asombraban de que tales seres pudieran vivir en el agua. "



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