Cómo pensamos (fragmento)John Dewey
Cómo pensamos (fragmento)

"La adquisición de definición y de consistencia de significados deriva ante todo de las actividades prácticas. Al hacer rodar un objeto, el niño pone de manifiesto su redondez; al hacerla rebotar, destaca su elasticidad; al levantarlo, convierte el peso en un factor nítidamente distintivo. No es a través de los sentidos, sino de la reacción y de la adaptación flexible, como una impresión dada constituye un carácter distintivo de las cualidades que reclaman reacciones distintas. Los niños, por ejemplo, suelen ser lentos en el aprendizaje de las diferencias de color. Diferencias que desde el punto de vista del adulto son tan notables que es imposible dejar de advertidas, resultan muy difíciles de reconocer y de recordar para los pequeños. No cabe duda de que no todos los colores se sienten de la misma manera, pero no hay reconocimiento intelectual de lo que constituye la diferencia. La cualidad de rojo, de verde o de azul del objeto no reclama una reacción lo suficientemente peculiar como para que el color se destaque nítidamente como factor predominante o distintivo. Sin embargo, poco a poco, ciertas respuestas habituales típicas se asocian con ciertas cosas; así, por ejemplo, el blanco se convierte en signo de leche y de azúcar, ante los que el niño reacciona favorablemente; el azul se convierte en el signo de una prenda que al niño le gusta ponerse, etcétera; y las reacciones distintivas tienden a destacar las cualidades de color de otras cosas en las que también aparecen. Pongamos otro ejemplo. No encontramos gran dificultad para distinguir entre sí rastrillos, azadas, arados, picos y palas, pues cada tipo de instrumento lleva asociados un uso y una función característicos. Un estudiante de botánica o de química, sin embargo, puede verse en grandes dificultades para recordar la diferencia entre serrado y dentado, o entre ovalado y aovado con respecto a las formas de las hojas, o entre ácidos en ico o en oso. Hay una diferencia, pero, ¿cuál, exactamente? El estudiante sabe cuál es la diferencia, pero, ¿cuál es cuál? Las variaciones de forma, tamaño, color y disposición de las partes tienen mucho menos que ver de lo que probablemente pensemos -y los usos, finalidades y funciones de las cosas y sus partes, mucho más- con la distinción de carácter y significado. Lo que nos induce a error es el hecho de que las cualidades de forma, color, etcétera, son tan distintas ahora, que no acertamos a advertir que el problema estriba precisamente en explicar el modo en que originariamente adquirieron su carácter tan definido y visible. En la medida en que nos situamos en actitud pasiva ante los objetos, éstos no se distinguen de la vaga nebulosa que los rodea a todos. Las diferencias de altura e intensidad de los sonidos dejan tras de sí sentimientos diferentes, pero hasta que no asumimos actitudes diferentes o hacemos algo especial respecto a ellos, su vaga diferencia no es susceptible de ser intelectualmente aprehendida y retenida. "


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