El monje negro (fragmento) "El sargento, que comprendió la maniobra, levantó el sable y tiró á Anselmo una cuchillada, que le hubiera herido mortalmente, si este no bajara la cabeza con notable rapidez y maestría... En el mismo instante reparó que el gallego que poco antes le había servido le presentaba un grueso palo de encina, semejante á los que usan los pastores de Asturias... Apoderarse de él, blandirlo con una ligereza extraordinaria, y dejarlo caer sobre la cabeza del sargento, todo fue obra de un momento. Éste cayó rodando al suelo. Anselmo, entonces, espoleó su caballo; pero los otros franceses levantaron el grito, produciendo un medio motín. Se entabló por lo tanto una lucha desesperada entre ellos y Anselmo. Éste reparó que se destacaba de la Puerta del Sol un piquete de caballería; pero el joven estaba ciego, y hubiera muerto antes que rendirse. Levantó el palo, y echó al suelo otro soldado... El pueblo aplaudía y buscaba piedras para defender á su compatriota. En efecto, el piquete que avanzaba, fue recibido con una nube de piedras. Anselmo era el único que, montado á caballo, parecía el jefe de aquella sedición, que sin saber cómo, principiaba á tener un carácter grave. Principiaron los insultos al compás de las piedras. El piquete avanzó á escape sobre el pueblo, 'el cual, como estaba desarmado, se parapetó detrás de las esquinas, y desde allí disparaba sus proyectiles con seguridad. " epdlp.com |