El dedo de Dios (fragmento) "Todos los judíos son cobardes; los judíos avarientos como tú sois unos miserables: te hice mi esclavo: era lo que deseaba. Pasada aquella rápida escena, te levantaste temblando. —Pero señora, ¿qué queréis de mí? me dijiste. —Vengo á que me digas mi horóscopo, te contesté como si nada hubiera pasado. —¡Vuestro horóscopo! Vais á ser reina. —Ya lo sé. —¿Queréis más? —Sí. Entonces tomaste un infolio y lo abriste por la mitad; consultaste al cielo, descorriendo por medio de un resorte una trampa que había en el techo, la cual se abrió, presentando un sin número de brillantes estrellas; estudiaste con el astrolabio la constelación misteriosa de mi destino; trazaste unos círculos en una rugosa piel, y —Señora, me dijisteis, vais á poseer dos coronas en vez de una. —Prosigue. —Vuestra estrella lucha con otra de purísimo resplandor; si ésta vence seréis perdida. —Y bien, te dije, resuélveme el fin de este combate. —Esperad... nace una tercera estrella en el signo de Leo; sigue vuestros pasos, crece, se dilata, ofusca con sus rayos a la estrella contraria; la vuestra se interpone y la eclipsa. " epdlp.com |