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Deseo que venga el Diablo (fragmento) "Hay instantes en que la gran luz se muestra tenue y hermosa como la rutilante luz de las estrellas -la agonía absoluta-, la cruel e inefable hermosura. ¿Puedes comprender esto? Trato de contarte la agonía de mi joven y apasionada vida. ¿Escucharás todo esto con indiferencia? ¿Carece de significado para todo el mundo? Para mí lo es todo, ya que convierte mi vida en algo propio de la senectud, interminable y llena de hastío. Quizás tú lo sepas e incluso compartirías mi llanto si dispusieras de tiempo. Es como si esta luz fuera la luminiscencia de la religión cristiana -y la religión cristiana estuviese ahíta de odio. Es como si dijera "Ven a mí con tu onerosa carga y yo te daré el resto" y cuando tú acudieras, cuando tus cansadas manos trataran de alcanzarla, te fuera enviada una luz demasiado brillante -llena de promesas justas y hermosas- que te desconcertara por completo. Tú suplicas en medio del sufrimiento mientras el agua fluye cerca de ti y la tempestad aguarda en lo más alto, pero nadie escucha, nadie presta atención. Como si te dijera "Hónrame, hónrame, pero luego déjame sola. Hay todo un libro lleno de promesas. Tómalo, dame las gracias y hónrame. A nadie parece importarle. Si me muestro complaciente y obedezco, todo parece indiferente. Si me muestro renuente, todo parece indiferente. Si cedo a la aflicción, todo parece indiferente. Si sintiera brevemente la dicha, todo parece indiferente. Estoy sola, totalmente sola. (...) El azul hondo hondísimo del cielo estival despierta en mí una alegría en parte dolorosa. El verde frescor de un río de raudo fluir me llena el corazón de ansia y desasosiego. El rojo rojísimo del sol de poniente me zarandea todo el cuerpo con pasión. Pero la querida Aurora Gris me da Sosiego. ¡Qué dulce..., dulcísima es la Aurora Gris! ¡Podría morir de puro amor por ella! La Aurora Gris es incapaz de causar mal. Aunque esas miles de voces hubiesen empezado súbitamente a cantar un canto maligno y voluptuoso de una maldad tal que me fuera inconcebible —pero que sentiría en el acto—, la Aurora Gris habría seguido siendo bella, dulce y hermosa. Siempre siento gran admiración por Mary MacLane..., si bien a veces en mi admiración experimento un desdén absoluto por ella. Pero en la Aurora Gris quiero a Mary MacLane con ternura y con pasión. Parezco adoptar una extraña y serena indiferencia hacia todo lo que contiene el mundo salvo por Mary MacLane y la Aurora Gris. Nos identificamos la una con la otra y nos apartamos juntas del resto del mundo, en una indefinición de sombras. " epdlp.com |